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Evas al Sur: blog de la mujer cienfueguera

Desde el campo ellas actúan y producen

Desde el campo ellas actúan y producen

15 de octubre: Día Mundial de la Mujer Rural

 El Día Mundial de la Mujer Rural fue instaurado luego de la Cuarta Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre la Mujer (Beijing 1995), cuando la Federación Internacional de Productores Agrícolas (FIPA), la Red de Asociaciones de Mujeres Campesinas Africanas (NARWA), la Fundación Cumbre Mundial de la Mujer (FCMM) y la Unión de Mujeres Rurales, propusieron que se proclamara el Día Mundial de la Mujer Rural.
  En este día se pone de relieve la contribución de las mujeres campesinas, en su mayoría dedicadas a la agricultura, a la seguridad alimentaria y al desarrollo de las zonas rurales del mundo entero y se reconocen los múltiples roles que desempeñan las mujeres productoras, campesinas y agricultoras en la economía, la gestión y utilización de los alimentos y recursos naturales y en la sociedad en general.
  Las mujeres rurales son estimuladas por la diversidad de labores que asumen por el bienestar de sus familias y comunidades: como madres de familia, comerciantes, campesinas y agricultoras en la producción de alimentos. Es sobre todo por este último rol y por el impacto que tiene sobre la producción mundial de alimentos, que se decidió celebrar el día de la mujer rural, un día antes del Día Mundial de la Alimentación, el cual se celebra el 16 de Octubre, desde el año 1996.
Una visión mundial
  La recopilación de estadísticas específicas sobre género de los últimos años ha confirmado dos cosas: la mayoría de las personas pobres del mundo son mujeres, y ellas tienen la abrumadora responsabilidad de alimentar a hombres, niños hambrientos, y a sí mismas. Cultivan, cosechan, cazan o pescan los alimentos para la familia, llevan agua y leña a la casa, preparan y cocinan los alimentos. Las personas rurales pobres que tienen suficiente para comer, es en gran medida por el esfuerzo, aptitudes y conocimientos de las madres, esposas, hermanas e hijas.
  Pese a ello, estas mujeres son las últimas que tienen acceso a los recursos, a la capacitación y a los préstamos financieros. En muchos países, las dificultades de las mujeres rurales están empeorando, conforme los hombres jóvenes y en buenas condiciones físicas parten hacia las ciudades a buscar trabajo. Las mujeres que quedan en sus localidades luchan por criar a sus hijos y hacerse cargo ellas solas de sus fincas. Hoy en día en algunas regiones de Africa el 60 por ciento de las familias están a cargo de las mujeres.
  El mensaje del 15 de octubre, día anterior al Día Mundial de la Alimentación, es que la inversión en la mujer rural significa invertir en la seguridad alimentaria.
  Un análisis del Banco Mundial indica que la inversión es proporcionar instrucción a las mujeres y las niñas tiene los rendimientos más altos respecto a cualquier otro tipo de inversión en los países en desarrollo. Entre sus resultados figuran una productividad más elevada, crecimiento demográfico menor, tasas de mortandad infantil reducidas y una mayor conciencia, así como utilización de medidas de protección del medio ambiente. Investigaciones llevadas a cabo en Kenya mostraron que las campesinas que habían terminado la enseñanza primaria ganaban 24 por ciento más que las que no la habían concluido.
  En la mayoría de los países del mundo, las mujeres desempeñan un papel clave en la producción de alimentos y la seguridad alimentaria. Representantes de más de una cuarta parte de la población mundial, desde tiempos remotos, se han encargado del mantenimiento del hogar y del bienestar de la familia.
 A lo largo de la historia, la lucha de las mujeres por su plena emancipación, ha sido también el batallar porque se reconozcan los derechos de sus congéneres que desarrollan sus vidas en el medio rural. Entre los principales reclamos están el derecho a la propiedad de las tierras, las cuales labran y hacen fructificar con las mismas cuotas de esfuerzo masculino, las mejoras de sus condiciones sanitarias y de vida, así como el tener la oportunidad de acceder a la capacitación que les permita desplegar una labor de mayor calidad y contribuir así a un desarrollo sostenible de sus naciones.
A nivel internacional, las mujeres rurales insisten en una serie de recomendaciones para fomentar la producción agrícola como son la autonomía financiera de las agricultoras sobre el fruto de su trabajo, propiciadora de una producción continua y de calidad, y por consiguiente, de ingresos constantes para ellas y su familia; una mejor comercialización de sus productos gracias a un adecuado transporte e infraestructuras de ventas; así como un desarrollo rural justo que les permita permanecer en el campo con sus allegados. Ello incluye la reparación de caminos, construcción de escuelas y el acceso a servicios rurales y públicos y pequeños comercios.
 Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), alrededor de 500 millones de mujeres del ámbito rural viven por debajo de la línea de pobreza. También pertenecen a este género quienes producen el 80 por ciento de los alimentos en África, el 60 en Asia y del 30 al 40 en América del Sur.
 Las antes mencionadas son razones para que cobre connotación esta fecha, instituida 24 horas antes de la celebración del Día Mundial de la Alimentación. Este año bajo el lema de: "Unidos contra el hambre", las celebraciones buscan recordar a la población y los gobiernos la realidad de las mujeres del campo en todo el mundo y la insoslayable necesidad de apoyarlas en sus actividades.
 Aunque la situación aquí es otra, las cubanas también se suman a las acciones por el Día de la Mujer Rural. En Cienfuegos, se desarrollan talleres en cada municipio donde debaten sobre agroecología y otros asuntos de interés, como la necesidad de incorporar un mayor número de mujeres a las diferentes asociaciones campesinas.
  De los 21 mil 209 miembros de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños de la provincia, 2 mil 376 son mujeres, cifra que representa el 11,2 por ciento. Aunque bajo, el índice está por encima de la media nacional que es sólo el 10 por ciento. Unas 123 féminas son propietarias y arrendatarias de tierras.


 

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