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Asunto de razas: ¿por qué la preocupación?

Asunto de razas: ¿por qué la preocupación?

Por Arthur González

  Es frecuente leer o escuchar algunas voces que desde los Estados Unidos insisten en el tema de las razas en Cuba, lo cual llama poderosamente la atención por ser esa una cuestión traumática y trágica allá, a diferencia con la situación cubana.
  Si están tan preocupados por el asunto, ¿por qué permiten que los califiquen como afro-norteamericanos en vez de norteamericanos? El propio término los excluye de tener los mismos derechos que los anglo-norteamericanos, o sea no los consideran verdaderos norteamericanos, algo que recuerda la razón de la compra de una porción de tierra en África en el siglo XIX, bautizada como República de Liberia, para reenviar a los negros, al no quererlos en territorio de Norteamérica.
  Desde Estados Unidos se empeñan en hacerle ver al mundo que los negros y mulatos cubanos tienen menos derechos que los que tienen la piel blanca, aunque tengan una abuela negra, pues en Cuba el que no tiene de negro tiene de carabalí, como bien definiera el poeta nacional, Nicolás Guillén. Es vieja la estrategia de querer dividirnos hasta en colores, algo que ya José Martí describió y enfrentó.
  En Cuba desde el mismo 1ro de enero de 1959 se eliminó el racismo existente en la sociedad, similar al de los Estados Unidos, aunque los prejuicios persisten para ambos colores, blancos y negros.
  Ese prejuicio ha ido mermando con los años y ya es común ver parejas de ambas razas sin asombro o rechazo, y el que tiene una abuela negra no la esconde en el cuarto cuando llega una visita, a nadie se le niega el derecho a estudiar ni a trabajar por tener uno u otro color de piel, y menos la entrada a un lugar determinado como era antes del triunfo revolucionario.
  No es un secreto que el gobierno norteamericano tiene diseñada una política subversiva en este campo y no por gusto ha dispuesto de varios millones de dólares para el trabajo subversivo sobre los negros, en busca de un filón que le posibilite encontrar un grupo opositor que pueden manejar contra la Revolución.
  Es por eso que insisten en hacer un paralelismo con la historia de las luchas y logros en países como Estados Unidos, Brasil, Colombia o Sudáfrica, donde supuestamente han logrado el reconocimiento de los derechos humanos y el protagonismo de los ciudadanos y las comunidades juegan un papel determinante en la búsqueda de la plena justicia social, como si la situación cubana  tuviera algo parecido.
  De igual manera, han presionado a los expertos del Comité de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD), para que advirtieran a las autoridades cubanas de que “además de las estructuras e instituciones oficiales dedicadas al tema, resulta imprescindible promover y respaldar la acción de organizaciones independientes que procuran la igualdad para todos los ciudadanos, sin distinción”.
  Fijarse lo que pretende alcanzar en Cuba: organizaciones independientes que procuran la igualdad para todos.
  Al no poder lograr una oposición política contra la Revolución  la tuvieron que fabricar, entrenar y financiar con no menos de 20 millones de dólares anuales, e intentan ahora crear un conflicto racial en un país que su cultura y naturaleza de por sí es totalmente mestiza, dada la propia formación de nuestra nacionalidad y como aspecto novedoso también pretenden incentivar un regionalismo entre la zona oriental y la occidental.
  El proyecto nació fracasado, pues en Cuba todos saben leer y escribir, tienen cultura general y sobre todo política, lo que le permite al pueblo enfrentarse a las maquinaciones enemigas y encarar sin miedo nuestras insuficiencias, que en nada tienen que ver con el racismo norteamericano, brasileño o el surafricano.
  A otros tontos con el tema, no vamos a caer en trampas mañosas. La   Revolución nos dio la posibilidad a todos de tener lo que teníamos de tener y ejemplos sobran.

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