50 aniversario del ICAP: Solidaridad y humanidad se dan la mano
¡Gracias por su gran humanidad! Se escuchó decir en varios dialectos en la sala Guanaroca, de Cienfuegos, durante la celebración del acto provincial por el 50 aniversario de la creación del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, el cual estuvo matizado por la solidaridad y el agradecimiento de los más de mil 900 estudiantes extranjeros, quienes, llegados de 54 países del planeta, cursan la carrera de Medicina en esta ciudad, ubicada al centro sur de la Isla antillana.
Baison Centeno junto a Mayelín Hernández, presidente de la Brigada Francisco Morazán, ambos procedentes de Honduras, en su alocución a nombre de los jóvenes educandos, refirieron el alto sentido de defensa de los derechos humanos de Cuba, “nación capaz de brindar lo que tiene a todos los necesitados del mundo. Dondequiera que ocurra una catástrofe, están los médicos cubanos y cooperantes internacionalistas para ayudar a la reconstrucción. ¡Eso es defender el derecho humano más elemental de todos los hombres y mujeres del mundo: el de la vida!”.
Y ese respeto a la integridad plena de los habitantes del universo resulta cada día palpable y reconocido, por las casi 50 brigadas de solidaridad y 600 grupos de amistad que han visitado al territorio cienfueguero, durante estos años de creación del Instituto. También, por la constitución de 2 mil 145 asociaciones de apoyo a Cuba, diseminadas por todo el planeta y los 333 comités, los cuales luchan incansablemente por la liberación de los Cinco Cubanos, presos políticos en las cárceles de los Estados Unidos, por combatir el terrorismo, financiado y organizado por el gobierno del Norte y sus agrupaciones contrarrevolucionarias de Miami.
De ahí que el acto de conmemoración fuera un desfile de las más hermosas tradiciones de los pueblos representados en las tres universidades de Cienfuegos: la Pedagógica, la de Ciencias Médicas y la Carlos Rafael Rodríguez. Canciones, bailes, poemas, discursos salidos desde dentro del alma y un coro de varias voces y lenguas desde la platea, hicieron el colofón de la prueba más irrefutable de hermandad y solidaridad de esta suerte de Isla, en defensa de los derechos humanos de los más desposeídos y desamparados del mundo. Un reconocimiento innegable de lo mucho que realiza Cuba en pos de sus propios hijos y los ajenos.
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