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Evas al Sur: blog de la mujer cienfueguera

Mujeres en la Historia

Playa Girón: Bastión defendido por las mujeres cubanas

 

Por Mercedes Caro Nodarse

El mes de abril de 1961 trajo para los cubanos una mezcla del amargo sabor de la muerte y el dulce de la victoria, en una gesta memorable que marcó nuevas pautas para la naciente Revolución.Al comentar acerca de la victoria de Playa Girón siempre vienen los recuerdos de valerosos hombres, quienes defendieron a ultranza la soberanía de Cuba; sin embargo la primera derrota del imperialismo yanqui en América Latina también tuvo fragancia de mujer.

  Elsa María Crespo García, con solo 18 años aprendió que la libertad y la paz tienen un alto precio. Por eso estuvo entre el centenar de féminas que dejaron el hogar para asistir al llamado de la Patria en aquellas duras jornadas del mes de abril de 1961. "Cuando el ataque mercenario, yo tenía cierta experiencia en la lucha. Desde mi niñez cooperaba con el Movimiento 26 de Julio en la entrega de bonos o el traslado de armas; no obstante, esta experiencia fue bastante tensa", explicó la villaclareña radicada en Cienfuegos.

  "En esa fecha ya se había conformado el batallón de milicias femeninas en el territorio central, y cuando toda la Isla estaba en alarma de guerra, las mujeres dieron el paso al frente, aunque muchos hombres no aceptaban su participación en la defensa. El combate se desarrolló en Bahía de Cochinos, pero en el resto del país era necesario proteger los principales medios económicos. A las cienfuegueras nos tocó, además, curar heridos, incluyendo a los mercenarios".

  "Recuerdo que la orden era precisa: proteger a los invasores con mucho respeto. A ellos no podía faltarles la asistencia médica, y mientras las enfermeras y voluntarias los atendían con esmero, ellos solo las ofendían".

  Con gran orgullo Elsa María narra cómo tuvo que recoger, junto a sus compañeras del batallón, avituallamientos necesarios para abastecer a los combatientes. "Así estuvimos muchos días hasta que se desmovilizó el personal, y en todo momento las mujeres mantuvieron gran disciplina. En el antiguo Liceo radicó el cuartel general, donde permanecieron alertas madres, ancianas, jóvenes..."

  Comenta que las cubanas no estuvieron en la retaguardia, "muchas llegaron sin autorización hasta el central Australia, con el ímpetu de defender las Revolución naciente".

  Las manos de esta abuela de siete nietos ya no son las mismas de los días de Girón, ni de aquella época cuando conoció los horrores del gobierno de Batista.  El tiempo le regaló canas, pero dejó en su pecho un espíritu revolucionario imposible de apagar. "Nací en una familia humilde; pero muy estricta. Mi mamá no entendía el proceso revolucionario; sin embargo respetó mi decisión de luchar por mis principios".

  Elsa María Crespo nunca dejó de combatir. Otros frentes han contado con su incondicionalidad destacándose como dirigente durante más de 30 años. La vida la hizo partícipe de importantes trasformaciones sociales de la mano de la Federación de Mujeres Cubanas.

  "Siempre he estado al lado de mi Patria en los momentos necesarios, posición que decidí asumir hasta el final de mis días. Si el gobierno norteamericano agrediera de nuevo a Cuba, estoy segura de que las mujeres estaremos de nuevo en primera fila", concluyó esta mujer actualmente inmersa en las labores de la comisión electoral de su área de residencia.

 

Melba y Haydeé… haciendo camino

Melba y Haydeé… haciendo camino

  Melba Hernández y Haydeé Santamaría,  eran apenas unas jóvenes de 30 y 33 años respectivamente cuando el Asalto al Cuartel Moncada.
  Estas dos mujeres, las únicas en participar en el asalto, enfrentarían numerosas pruebas. Una vez cumplida su condena  en la cárcel de mujeres de Guanajay realizaron una labor protagónica en la distribución del alegato de Fidel La Historia me Absolverá. Una denuncia de los crímenes de la tiranía bastitana y que luego se convertiría en programa revolucionario.
  Para ellas el futuro no se vislumbraba en el hogar, compartiendo tejidos y recetas de cocina; el alimento cotidiano dependería de la lucha y la victoria.
  La historiadora Gladys Marel en el texto Género historia y sociología.
  Cuba. Siglo XX: mujer y Revolución. Algunos apuntes sobre estudios de casos y familias a partir de la perspectiva de la Nación y la emigración  presenta una cita de Haydeé, en la cual puede apreciarse las expectativas sociales y el cambio que se generó en estas jóvenes cubanas.
  (...) en mí ocurrió una transformación total (...) pensé que para ser mujer, con hijos, con hogar, con un trabajo, con estabilidad sin agonías, era imposible (...) sin una transformación social (..)] para compensar lo que vivía pensaba en la sociedad, en la verdad, en la Patria, que en aquel momento era tanto para nosotros.
   Los hechos históricos en ocasiones guardan pocos secretos y noticias. Con los años nuestro conocimiento crece en detalles, anécdotas y testimonios. Sin embargo los sentimientos y emociones, los peligros y sueños continúan conmoviéndonos.
  ¿Qué pensamientos, profundos embargaron a estas mujeres ante la tortura y el asesinato brutal de seres queridos? ¿Cuántas veces no recordaría el ruido del plomo acribillando mi memoria como Haydeé misma evocara durante una entrevista? ¿Cuán grande fue la esperanza y la voluntad de seguir adelante?, que les permitió trazar un camino y construir sobre las cenizas de un pasado. Como dije en ocasiones los hechos guardan pocos secretos pero la existencia misma de sus protagonistas continuará siendo motivo de homenaje. (Por Lirians Gordillo Piña, revista Mujeres)

Las compañeras…

  Melba Hernández y Haydée Santamaría se conocieron en 1952. Que un instantáneo sentimiento de compañerismo las uniera, y que desde los preparativos del asalto al cuartel Moncada se identificaran con el grupo liderado por Fidel Castro, ha ido adquiriendo a través del tiempo un significado especial.
  Las dos eran por aquella época dos muchachas inexpertas, que no se consideraban capaces de acometer hazañas extraordinarias ni mucho menos, aunque eso sí, en posición vertical contra los desmanes del  régimen de Batista, instaurado en el poder tras el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952.
  Fue en el apartamento de 25 y 0, hogar de Yeyé y Abel en La Habana y centro del esfuerzo combativo que empezaba, donde encontraron la forma de canalizar el potencial acumulado en ellas.
  Las actividades conspirativas fueron tomando cada vez mayor auge. Fidel dirigía y encabezaba el plan, y junto a él, Abel Santamaría, como uno de los mas esforzados por llevarlo adelante.
  La igualdad, la no diferenciación de sexos ante las enormes responsabilidades que se avecinaban -uno de los principios capitales de esta Revolución surgida en el Moncada- echó allí, en el apartamento de los hermanos Santamaría, raíces definitivas.
  Yeyé y Melba no titubearon nunca y en cada ocasión cumplían con rigurosa disciplina, demostrando lo que, personalmente, eran capaces. Fidel, al frente del movimiento liberador y los que en torno a él se aglutinaron, tuvieron hacia las dos mujeres la mayor de las deferencias: la de considerarlas, en todo y para todo, compañeras.
  Enemigos de perjuicios, los jóvenes comandados por Fidel adoptaron el comportamiento preciso para que Melba y Haydée no fueran marginadas en la batalla inmediata ni en la que habría de librarse para construir la nueva sociedad.
  Con aquellos compañeros entrañables, listos para cualquier sacrificio por la patria, irían ellas a donde fuera, hasta las ultimas consecuencias. Y sin muchas preguntas partieron para Santiago de Cuba. Melba y Haydee juntas, en el grupo de apoyo encargado de tomar el Hospital Civil, desde donde se dominaba al regimiento y que encabezaba Abel.
  Tras una lucha intensa, desigual, la muerte gobernándolo todo. Los jenízaros entraron al Hospital Civil. Abel fue torturado salvajemente y asesinado junto a muchos de sus compañeros. Pocos fueron los caídos en combate y muchos los ultimados.
  Pero lo verdaderamente importante, recordaría Yeyé, era la pasión que los llevó al Moncada y que puede llamarse Abel, Boris, Mario o tener cualquier otro nombre, pero siempre en ese momento y en los que van a seguir puede llamarse Cuba. Ellos estarían vivos en Fidel que iba a hacer la Revolución y que iba a devolverle al pueblo de Cuba su destino. (Por Marilys Suárez Moreno)

Melba, leyenda viva

Melba, leyenda  viva

  Sus movimientos hoy son lentos, pausados, reveladores de sus 90 años de edad. Pero ¡Cuánta vida hay en la mirada lúcida de Melba Hernández Rodríguez del Rey!
  Su nombre y el de Haydée Santamaría Cuadrado han trascendido a la historia patria como las dos heroínas del Moncada. Yeyé, su compañera de lucha e infortunios ya no está físicamente, pero en los recuerdos de Melba, su imagen es recurrente. Para ella, su inseparable  amiga y hermana sigue tan viva como durante aquellos meses que pasaron inmersas en los preparativos del asalto heroico a la segunda fortaleza militar del país en tiempos de la tiranía batistiana.
  Luego, vendrían las horas vividas en el fragor del combate, asumiendo todos los riesgos por tratar de salvar la vida de los demás. Fracasado el plan, las dos fueron  juzgadas y condenadas a prisión.
  ¿Y ahora qué?, le preguntó a las dos heroicas mujeres Marta Rojas, la periodista testigo excepcional del juicio a Fidel Castro, cuando fue a verlas a la salida de la prisión. La respuesta de Melba fue rápida: Empezar de nuevo, tenemos una deuda con nuestros hermanos muertos, dijo, mientras Yeyé sonreía con  aquiescencia, presagiando la victoria por el alegato de Fidel que sería el programa de lucha y futuro, aunque no lo conocían sino en los términos más sucintos.
  Prestas a todas las batallas Melba y Haydée cumplieron la tarea encomendada y otras muchas. Ambas estaban preparadas para asumirlas.
  Más de una vez Melba ha recordado el apoyo que significó para ella sus padres fallecidos, tanto por los valores que le inculcaron como por la colaboración que  prestaron al grupo. En mi hogar siempre hubo lucha, dijo tiempo atrás en una entrevista radial.  Los muchachos eran hermanos queridísimos.
  La heroína del Moncada no ha tenido reposo en todos estos años. Durante su estancia en México se preparó como un expedicionario más para venir en el Granma. Según confesó  hace algún tiempo, supo  por el propio Fidel que no vendría en la expedición liberadora. Y aunque sintió una gran desilusión, pues era un soldado más en el destacamento, comprendió y estuvo allí hasta verlos partir.
  Entusiasta y tenaz, Melba encabezó el Comité de Solidaridad con Vietnam durante la guerra en ese país del sudeste asiático. 55 años después del Moncada, esta leyenda viva de la Revolución sigue siendo la muchacha alegre y calida que compartió con su entrañable Yeyé los rigores de la lucha.(Por Marilys Suárez Moreno, de la revista Mujeres)

Una crucense de todos los tiempos

  A pesar de no ser céntrica la calle Padre de las Casas, es una de las arterias más importantes del municipio de Cruces. La principal relevancia esta dada en la historia de quienes vivieron en el domicilio 307.
  A la gran mayoría de cubanos que ahora leen en el sitio web, esta dirección de domicilio no les dice nada, pero no hay lugareño que desconozca el lugar, es para todos: La Casa de Melba.
  Melba Hernández Rodríguez del Rey, la misma, la Heroína del Moncada, la embajadora de la amistad de nuestro país con Viet Nam, la compañera de prisión de Aidé Santa María, la amiga de Fidel, la luchadora clandestina por excelencia, una de las líderes fundamentales de la Revolución Cubana .
  Este lugar humilde se hace grande por lo grande que fue Melba como mujer y combatiente. Padre de las casa, número 307. Sin embargo, Mayra Pina Yanes historiadora del terruño asegura que no fue este el hogar donde naciera.
  En realidad sus padres, iniciaron su vida matrimonial en la calle Heredia. Años más tarde adquieren este inmueble registrado por la tarja. La propia Melba reconoce como suya la construcción porque el lugar le es íntimo. Allí tiene sus memorias.
  En las paredes de la casa, sus cuadros, sus muebles… se sienten los cantos de nana, las risas infantiles resultados de los juegos a las casitas con su prima Isabel,(su compañera de adolescencia y niñez) las enseñanzas propias de las señoritas y los libros preferidos de una niña que alegró siempre a sus padres.
  Melba nació en un hogar lleno de regodeo. Mamaíta y papaíto, nunca pudo nombrar de otra forma a quines le dieron la vida. Su infancia estuvo colmada de amor.

Revolucionaria de sangre

  Nacida el 28 de julio de 1921 siempre fue inquieta y algo enfermiza. Voluntariosa por demás.  Se sabe del vital significado que tuvieron para ella las enseñazas de Corina Rodríguez quien se había desempeñado como mensajera en la guerra de independencia y llevaba La Libertad en las venas. Esas alas de emancipación las echó a volar en la formación de sus alumnos y Melba las recibió como confeccionadas para ella.
  En su formación igualmente influyeron sus padres Manuel y Elena quienes inculcaban en ella valores de amor por la justicia. En el libro Melba Mujer de Todos los Tiempos sobre su relación filial se expone: ….La insatisfacción… (de la época) atraía a su hogar a muchas personas para escuchar las sabias opiniones de Manuel y debatir los problemas diversos que aquejaban al país, y estos debates, si bien se hacían con discreción para evitar ser sorprendidos… eran totalmente extensivos a su esposa y a su hija….
  Elena nunca flaqueó en los momentos más difíciles. Ella educó a Melba sobre la base de principios solidarios y humanistas. Según recuerda la propia Melba: …Hoy yo les agradezco tanto el amor, la disciplina y la formación que ambos me dieron. Ellos fueron tan honrados, tan puros…Así los vi siempre, desde que tuve uso de razón ellos son mi orgullo.

El próximo destino… La Habana

  ¿Si formaban una familia feliz por qué padres e hija parten a La Habana?
  La huelga del 9 de marzo de 1935 tuvo fuerte impacto en la parte urbana de Cruces. En las zonas más céntricas del Prado se repartieron volantes con mensajes de apoyo a los huelguitas. Manuel, el padre de Melba, estuvo entre los principales participantes por ser líder sindical de la zona fiscal del Ministerio De Haciendas. En este lugar trabajaba como un cobrador de impuestos.
  El resultado de esta actividad política devino en seis meses de privación de libertad. Condena cumplida en la cárcel de Remedios. Durante este período las relaciones filiares son fortalecidas. Así puede constatarse una carta que le enviara Manuel a Melba.
Manuel al regresar a este pueblo no encuentra trabajo en ningún sitio. Ya había sido fichado por su actividad revolucionaria. Es este el motivo principal por el que se ve obligado a abandonar su Cruces querido y marcha toda la familia a la capital del país.

A pesar de su destino nunca olvida su cuna

  El destino marcó la ruta de la heroína al conocer a los hermanos Santamaría en la capital.  Poco tiempo después en el apartamento 25 y O a Fidel Castro. Un fuerte movimiento de lucha protagonizó Melba a partir de entonces pero nunca olvidó la tierra que la vio crecer.
  El Pueblo de Los Molinos le agradece la primera impresión de La Historia Me Absolverá y la incorporación de muchos jóvenes de esta geografía a la lucha rebelde. Incontables ocasiones llegó a Cruces como parte de las actividades clandestinas protagonizadas por ella.
  Al triunfar la Revolución tampoco dejó de querer a su pueblo natal a pesar de las múltiples misiones que tuvo a partir del Primero de enero de 1959. En el año 2000 la Asamblea Municipal del Poder Popular de la localidad le otorga la condición de: Hija Ilustre De Cruces. En el 2002 participa en la Tribuna Abierta Antiimperialista llevada a cabo en la municipalidad.
  En este rinconcito puede respirarse a Melba porque …Esta mujer lleva con honor y dignidad su muchas glorias, conserva un refinado gusto artístico y rigor intelectuales exigentes como pocas a la hora del cumplimiento del deber, derrocha valor en la lucha y a la vez amor, humildad y sencillez, al extremo de ganarse de inmediato el respeto y el cariño de todos… como expresara sobre su persona Raúl.
  Decir Melba, es decir historia. Nadie lo duda, es por ello que honra decir, es ella: una crucense de todos los tiempos. (Por Geysi Rosell Cuéllar, de radio Cruces)

Haydée Santamaría: lo tremendo y lo profundo

Haydée Santamaría: lo tremendo y lo profundo

  Se pronuncia el nombre de Haydée y al instante se desatan los gestos admirativos, y discurren las anécdotas más diversas, todas emotivas. Entre cubanos, evocar su leyenda casi siempre desemboca en frases que nada tienen que ver con la mesura o con los límites, lo encartonado, lo quieto, lo gris. Ella era lo tremendo, y lo profundo. Su hija pidió una vez que para que la imaginemos bien intentemos "integrar la independencia de una Madame Bovary en la pureza de Juana de Arco", una pureza expresada en el compromiso "frontal, arraigado y único de la revolución de Fidel Castro".
  “Esta Revolución que entró por la estrecha puerta del apartamento de 25 y O (en el Vedado capitalino), el que ella se preocupaba por limpiar, fue la razón de toda su existencia —ha escrito Celia María de su madre. Esta misma Revolución, que ahora, al cabo de 50 años, parece ser la revolución mundial, cambió sus primeros pañales húmedos en el alma de esta mujer”.

La causa
 
  Haydée Santamaría Cuadrado (1922-1980), sintió que participar en el asalto al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, cambió definitivamente su modo de mirar la vida. La impresión de aquellos instantes nos llega hasta hoy en sus palabras:
  “Hemos conocido cosas como todos los cubanos, unas más grandes, otras más pequeñas, pero todas con un sentido profundísimo. Nos hemos preguntado por qué razón, si hemos vivido después del Moncada, la Sierra -antes de la Sierra, la clandestinidad- después un 1959, un Girón, cosas enormes, ¿qué razón hay para que el Moncada sea algo distinto a lo otro? Y esto no quiere decir que podamos querer más a uno que a otro.
  “Yo algunas veces he dicho, no sé si en alguna entrevista o con alguna persona con quien he hablado, que a mí esto se me reveló muy claramente cuando nació mi hijo. Cuando nació mi hijo Abel fueron momentos difíciles, momentos iguales a los que tiene cualquier mujer cuando va a tener un hijo, muy difíciles. Eran dolores profundísimos, eran dolores que nos desgarraban las entrañas y, en cambio, había fuerza para no llorar, no gritar o no maldecir. (...) Porque va a llegar un hijo. En aquellos momentos se me reveló qué era el Moncada.
  “(...) La transformación después del Moncada fue total. Se siguió siendo aquella misma persona, pudimos seguir siendo aquella misma persona que fue llena de pasión, y pudimos, se pudo seguir siendo una apasionada. Pero la transformación fue grande, fue tanta que si allí no nos hubiéramos hecho una serie de planteamientos hubiera sido difícil seguir viviendo o por lo menos seguir siendo normales.
  “Allí se nos reveló muy claramente que el problema no era cambiar un hombre, que el problema era cambiar el sistema; pero también que si no hubiéramos ido allí para cambiar a un hombre, tal vez no se hubiera cambiado un sistema (...).
  “(...) Fuimos al Moncada con aquella misma pasión con que hoy vamos a cortar caña, con esa misma pasión con que vemos nuestras escuelas llenas de niñas y niños del campo. Porque cuando fuimos al Moncada, vivíamos todo esto en nuestras mentes. No sabíamos si lo veríamos, pero aquella seguridad de que vendría, la teníamos y por eso íbamos en busca de la vida y no de la muerte (...) nunca he visto resistir con más fortaleza y con tan poca cosa para defenderse.
  “Allí tuvimos momentos en los que al no saber de Fidel queríamos en realidad desaparecer. Estábamos allí con tal seguridad de que si Fidel vivía, vivía el Moncada, que si Fidel vivía, habría muchos Moncada”.
  Haydée perdió en aquellas horas a muchos jóvenes queridos y valiosos. Perdió a su hermano Abel (cuyos ojos, tan bellos, le fueron arrancados), a su novio Boris; tuvo que seguir adelante sin desprenderse del dolor de las torturas y los asesinatos de aquellos muchachos que fueron serenos a defender una vida digna aunque fuese al costo de la muerte. Debió seguir viviendo para no flaquear en su lucha de revolucionaria.
  En 1953, desde la cárcel para mujeres, escribió a sus padres una carta en la cual les confesaba estremecedoramente: «(...) si no fuera por la preocupación de ustedes por mí, y por saber el dolor que tienen al pensar que no tendrán más a Abel con ustedes, pudiera decirles que soy casi feliz. Si ustedes pensaran como yo sobre Abel, pudieran también, si no ser felices, no ser tan desgraciados como sé que son.
  “Mamá, Nino (sobrenombre cariñoso empleado por Haydée con su padre Benigno Santamaría), sé bien que nada que les diga les quitará esta terrible pena, tal vez cuando pasen los años me entenderán, cuando tengan de verdad la seguridad [de] que ustedes son padres privilegiados, que siempre tendrán a ese hijo, y lo tendrán tal como era, bueno, joven, hermoso (...).
  “(...) Mamá, Nino, y tú sobre todo Mamá, si me dijiste tantas veces que yo nada más quería [a] Abel, que era el único que me importaba en la familia, y hoy vivo, no soy desgraciada; (¿) Por qué tú no vas a vivir, no ser desgraciada (?).
  “(...) Mamá, ahí tienes [a] Abel, [¿] No te das cuenta Mamá [?]. Abel no nos faltará jamás. Mamá, piensa que Cuba existe y Fidel está vivo para hacer la Cuba que Abel quería. Mamá, piensa que Fidel también te quiere, y que para Abel, Cuba y Fidel eran la misma cosa, y Fidel te necesita mucho. No permitas a ninguna madre te hable mal de Fidel, piensa que eso sí Abel no te lo perdonaría”.
  A su salida de la prisión, Haydée fue una de las responsables de ir sacando y ordenando las páginas de La Historia me absolverá. A veces el alegato salía de párrafo en párrafo. De ese momento la luchadora recordó años después cómo Fidel les pidió que reprodujeran 100 000 copias. Tras un gran esfuerzo y asumiendo el riesgo de que fueran descubiertos la imprenta y quienes en ella trabajaban, se pudieron sacar 10 000 copias. Cuando Haydée comunicó a Fidel las razones por las cuales habían tenido que parar en esa cifra, contestó él: “Por eso yo les dije que sacaran 100 000, que sacaran hasta donde pudieran. Ahora, si les digo que saquen 500 ustedes se preparan para 500 y no hubieran sacado 10 000”.
  Después vinieron los días en la Sierra Maestra. Y con el triunfo de enero, el nacimiento en 1959 de la Casa de las Américas, espacio dirigido por Haydée, en el cual ella obraba la magia de la complicidad con diversos intelectuales de la Isla, el continente y el mundo. Desde allí supo sumar y hasta amparar a aquellos indóciles con causa, los que solo podían ser entendidos y atendidos por un corazón enorme, nunca desligado del compromiso, como el que anidaba en Yeyé.

Amores y viaje sin fin

  Muchos seres valiosos, que gravitaron en su descomunal sensibilidad, conoció Haydée en su trayectoria de revolucionaria. Celia Sánchez tuvo para ella un significado especial. Su muerte la afectó profundamente. Era la misma sensación de pérdida de cuando le tocó vivir la caída de los muchachos que fueron al Moncada, o la de ese combatiente tan serio, de tanta altura del alma, que fue Frank País, o el asesinato del Che, a quien le escribió una carta después de los sucesos, como si él todavía respirase.
  “Che: ¿dónde te puedo escribir?”, indagaba ella desde sus líneas. Y más adelante expresaba: “Cómo decirte que nunca había llorado tanto desde la noche en que mataron a Frank, y eso que esta vez no lo creía. Todos estaban seguros, y yo decía: no es posible, una bala no puede terminar el infinito (...).
  “(...) Si supiera, como tú, decir las cosas. De todas maneras, una vez me escribiste: Veo que te has convertido en una literata con dominio de la síntesis, pero te confieso que como más me gustas es en un día de año nuevo, con todos los fusibles disparados y tirando cañonazos a la redonda.
  “Esa imagen y la de la Sierra (hasta nuestras peleas de aquellos días me son gratas en el recuerdo) son las que llevaré de ti para uso propio. Por eso no podré escribir nunca nada de ti y tendrás siempre ese recuerdo”.
  El mismo año en que Celia muere (1980), Haydée emprende su viaje a lo eterno. Lo hizo en el instante elegido, y del modo elegido. En versos inolvidables y desbordados de humanidad, nuestra poetisa Fina García Marruz escribió en agosto de 1980:
  “Pónganle a la suicida una hoja en la sien /Una siempreviva en el hueco del cuello. /Cúbranla con flores, como a Ofelia. /Los que la amaron, se han quedado huérfanos /Cúbranla con la ternura de las lágrimas. /Vuélvanse rocío que refresque su duelo. /Y si la piedad de las flores no bastase /Díganle al oído que todo ha sido un sueño. /Ríndanle honores como a una valiente /Que perdió solo su última batalla. /No se quede en su hora inconsolable /Sus hechos, no vayan al olvido de la hierba. /Que sean recogidos uno a uno, /Allí donde la luz no olvida a sus guerreros”. (Tomado de Juventud Rebelde)

Bibliografía consultada:

Prólogo de Celia María Hart Santamaría al libro Haydée habla del Moncada, de la editorial Ocean Press.
Carta de Haydée Santamaría al Che Guevara, escrita después del asesinato del Che en Bolivia.
Carta enviada desde la prisión por Haydée Santamaría a sus padres, escrita en 1953.
“Lo que se ama vive siempre”, de Haydée Santamaría, publicado el 26 de julio del año 2005.
Fragmentos seleccionados del libro Haydée habla del Moncada, ediciones Huracán, 1968.


Vilma Espín: lección de amor

Vilma Espín: lección de amor

  Por siempre Vilma dice el viento, las olas y la brisa en esta Isla ungida con su sabía valerosa. Por siempre Vilma en el canto y en las sierras, en los montes, en las calles, junto a los   desposeídos, con  las muchachas sonrientes porque con los   labios  acaricia  la   palabra: Mujer.
  A ti imperecedera,  a ti compañera Vilma Espín Guillois   el recuerdo y el homenaje cierto, justo a la medida de tu estirpe batalladora repleta de amor.
  Heroína de la clandestinidad, eterna combatiente te incorporas al Ejército Rebelde  para convertirte en la legendaria guerrillera del Tercer Frente Oriental Frank País. Por eso los versos te dibujan  como niña bonita (…), que fue a la Sierra para ser canto que todos oyeran.
  Luego llega  Enero de 1959 y el cambio abriga  corazones, abre las puertas. Los prejuicios son vencidos a la velocidad que imponen las circunstancias y la cubana contigo al frente se transforma, es Revolución.   Estudia, trabaja, defiende la obra levantada  con las manos, amasada con sudor preclaro.
  Los hijos y las hijas acunados sobre tu  pecho.
  No faltaron las horas de desvelo, ni  las noches  largas, ni los días de más de 24 horas como tampoco faltó el empuje y la voluntad inquebrantable de luchar porque todas tengamos igualdad  plena de oportunidades cualquiera que sea el escenario. En el hogar, en el trabajo.  Sin importar geografías.
  Por siempre Vilma dicen las voces, porque aún cuando no estás  eres paradigma vivo, luz, estrella, canto.

Rememoran a la heroína

  Al conmemorarse hoy el tercer aniversario de su fallecimiento, integrantes de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en Cienfuegos, rindieron homenaje a Vilma Espín Guillois, quien encarnó las principales aspiraciones de las féminas en Cuba dentro del proceso revolucionario.
  Jóvenes arribantes a la organización, junto a otras federadas, se dieron cita en la sede provincial de la FMC para repasar momentos de la vida y la obra de la Heroína de la Clandestinidad, precursora en la Isla de la emancipación del mal llamado sexo débil.
  Vilma nació en Santiago de Cuba el 7 de abril de 1930. Tuvo una destacada participación en las luchas por la liberación nacional, tanto en la ciudad como en la Sierra Maestra. Tras el triunfo de la Revolución, se consagró como líder de las féminas en Cuba, por cuyo pleno desarrollo luchó con denuedo.
  La construcción de escuelas y hospitales, la atención a niños que deambulaban por las calles en los primeros tiempos posteriores a la victoria y el mejoramiento de la vida en los barrios, junto a otras tareas sociales, figuraron entre las actividades a las cuales se dedicó.
  El 18 de junio de 2007 desapareció físicamente, pero aún a tres años de su muerte, el ejemplo de esta abnegada mujer se multiplica en las nuevas generaciones de cubanas, quienes ven en ella un paradigma que conjugó en sí misma la tenacidad y ternura de toda revolucionaria.

“¡Aquí no quiero lágrimas…!”

“¡Aquí no quiero lágrimas…!”

Su estatura pequeña hace corpórea la figura de duende. Un duende que antes repasaba las calles de su natal municipio de Cruces, aquellas en cuyos ritos de fundación los molinos fueron protagonistas, para convertirse en uno de los elementos al que con frecuencia lo asociamos.
  A Felicia Nila Perdomo Goitizolo la conoce ese pueblo que ve transcurrir sus días sentadita en el sillón de la sala de su hogar, marcado con el número 107, del barrio Isla de Pinos, mirando la TV, “sobre todo los noticieros y las mesas redondas. Siempre estoy esperando noticias de Fidel y sus reflexiones. ¡Me gustaría tanto verlo de vez en cuando!”.
 Son casi cien años ya los que esta menuda mujer ha vivido. Por sus manos, hacedoras de virtudes, han paso incontables piezas de ropa, las cuales ella lavaba y planchaba para ayudar al sustento de la familia, compuesta además por sus siete hijos, de ellos tres varones y cuatro hembras.
 Corrían los duros años de la dictadura de Fulgencio Batista, y los hijos de Nila se involucran en las acciones por el 9 de abril de 1958. El Frente Obrero Nacional (FON), sección de los trabajadores dentro del Movimiento 26 de Julio, había llamado a la Huelga General, para propinarle un duro golpe al régimen batistiano.
  Tras una delación, la policía llega a la casa de Nila y se llevan preso a Carlos Pérez Perdomo, su hijo mayor. No se amilanó la madre; valiente, erguida, como la estampa de la Mariana de los Maceo, exclamó: “Aquí no quiero lágrimas…”; y salió junto a su esposo Roberto Pérez Rodríguez, obrero azucarero, y con quien compartió 89 años de su vida, hacia la Estación, en busca de su Carlitos.
  Da un vuelco atrás a las hojas de su abultado libro de vida, para recordar aquella mañana en que la Guardia Rural tocaba a la puerta de su hogar en busca de un retrato. Tanto Nila como su cónyuge eran seguidores de las ideas del líder obrero Jesús Menéndez Larrondo, quien fuera asesinado el 22 de enero de 1948 por un sicario uniformado al servicio del imperio yanqui.
  “¡Estamos buscando una foto de Jesús Menéndez que ustedes tienen aquí!”, me dijeron con gran prepotencia. “Vaya, y ¿desde cuándo tener una fotografía le hace daño al gobierno? ¿Dígame?”, les dije. “Por supuesto, mientras hablaba con ellos, mis hijos se encargaban de esconderla”, acota.
  Fueron muchos los volantes repartidos en su barrio en contra de la dictadura de Gerardo Machado, a quien Rubén Martínez Villena llamó “asno con garras”; y los bonos vendidos para ayudar al M-26-7 durante el cruento gobierno de Batista. Después, cuando la Revolución llegó triunfante para cambiarle el curso a su vida, y se incorpora a las organizaciones de masas, los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), recién inauguradas.
  “Pero los yanquis no nos querían dejar en paz. Entonces, mis hijos Carlos y Rafael se marchan para la Limpia del Escambray, al lado de mi esposo. Allí les llevé avituallamiento a los milicianos que estaban en la zona de Güinía de Miranda hasta Algarrobo. Siento que ya los años no permitan continuar ayudando a la Revolución”.
  Sin embargo allí permanece como un símbolo para las nuevas generaciones de crucenses. La Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC), junto a los CDR y la FMC le rinden homenaje a esta incansable luchadora, sencilla, humilde, serena, firme, valerosa. Llegarán pronto sus cien años y con ellos las distinciones 28 de Septiembre y 23 de Agosto, momento en el cual los vecinos agasajarán a su pobladora más querida: Nila.

 

 

Celia Sánchez Manduley: Flores de pueblo para una flor

Celia Sánchez Manduley: Flores de pueblo para una flor  A quien dejó una huella inolvidable en todo el país, a la heroína de la Sierra y del Llano, a Celia Sánchez Manduley, le fueron dedicadas centenares de flores en el monumento a su memoria inaugurado el 11 de enero de 1985, en una de sus obras más queridas, el Parque Lenin.
 
  Gladiolos, orquídeas y mariposas no faltan hoy ante su monumento. Por su historia repleta de hazañas, héroes y heroínas, el pueblo cubano tributa especial cariño a Celia Sánchez Manduley, quien trabajó de 1957 a 1980 al lado de Fidel Castro, uno de los principales líderes revolucionarios del planeta.   Nació en el oriental poblado de Media Luna, perteneciente a la provincia de Granma, el 9 de mayo de 1920, y la recibieron truenos, aguaceros, frutas, flores, brisas marinas, sol intenso y el arrullo incesante de un río que baja de la Sierra Maestra.   Encabezada por el padre médico, historiador, arqueólogo y político, la familia le llenó la vida de alegría, modestia, sencillez, dulzura, firmeza de carácter, patriotismo y amor desbordado hacia los niños, la naturaleza y todo lo bello. Inteligencia, valor, carisma y pensamiento agudo, llevaron a Celia a fomentar una organización revolucionaria en la ciudad de Manzanillo y sus alrededores, para luchar contra la tiranía pronorteamericana de Fulgencio Batista.   También la condujeron a sobresalir en la lucha popular por la liberación de Fidel Castro y demás sobrevivientes de los ataques a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, y a entregarse de cuerpo y alma al Movimiento Revolucionario 26 de Julio.   Fue la principal organizadora de la red de obreros y campesinos que ayudaron a salvar una parte considerable de los expedicionarios del yate Granma, para reiniciar la lucha armada en lugares intrincados de la Sierra Maestra. Resultó, asimismo, la primera mujer incorporada al Ejército Rebelde y una verdadera madre para los guerrilleros, cuyas preocupaciones atendía con esmero y delicadeza.   Salvó incontables documentos de valor histórico, y su visión alegre y cubana quedó plasmada en escuelas, hospitales, industrias, museos y otras muchas obras. A partir de 1959, Celia dirigió el traslado de centenares de muchachos del campo a escuelas de la capital y los atendió constante y detalladamente.   Armando Hart, uno de sus camaradas de lucha, la calificó como La flor más autóctona de la Revolución Cubana.   El historiador Eusebio Leal afirmó que ella fue siempre la luz para Fidel, y sobresalió en una generación inmortal como celosa custodia de la memoria, la asistente firme y callada, la mujer de fina y delicada inteligencia, de carácter fuerte, sencilla, dulce y afable.   Este 11 de enero se cumplirá un año mas del deceso de Celia, 28 en total, manantial de virtudes que baja del Pico Turquino, donde ella y su padre colocaron en 1953, cuando se hacía más oscura la noche neocolonial, un busto del Héroe Nacional José Martí.   

Vilma Espín Guillois, corazón y fuerza vital

Vilma Espín Guillois, corazón y fuerza vital

   La compañera Vilma Espín Guillois, heroína de la clandestinidad y combatiente destacada del Ejército Rebelde e incansable luchadora por la emancipación de la mujer y la defensa de los derechos de la niñez, falleció en La Habana,  el 19 de junio de 2007, a las 4:14 p.m., luego del agravamiento, en las últimas semanas, de la larga enfermedad que le aquejaba.    Nacida en Santiago de Cuba el 7 de abril de 1930 en el seno de una familia que cultivó tempranamente en ella los valores éticos que le distinguirían e inculcó los hábitos del saber, desde joven Vilma asumió posiciones políticas revolucionarias, participando activamente en manifestaciones estudiantiles luego del golpe de estado batistiano de 1952.  Fue desde entonces inseparable colaboradora del inolvidable Frank País, militando en las organizaciones fundadas por él en la lucha contra la tiranía, hasta que formando parte de la entonces Acción Nacional Revolucionaria, sus integrantes se sumaron a las filas del Movimiento 26 de julio.  Su casa abrió las puertas para proteger a los compañeros asaltantes del cuartel Moncada, perseguidos por las tropas del régimen opresor sedientas de sangre; ya en los preparativos de la nueva etapa de lucha y luego de concluir un curso de postgrado en Estados Unidos, por orientaciones de la Dirección del Movimiento, hizo escala en México para entrevistarse con Fidel, recibir sus instrucciones y mensajes; bajo las órdenes directas de Frank participó en el alzamiento armado de Santiago de Cuba el 30 de noviembre de 1956, en apoyo a los expedicionarios del Granma, convirtiéndose su vivienda, después de esta acción relevante, en cuartel general del movimiento revolucionario en Santiago de Cuba.  Integrante de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de julio, poco antes de ser asesinado Frank País fue nombrada por él Coordinadora Provincial de la organización clandestina en Oriente, labor que desempeñó con particular capacidad y valentía hasta que, ante el acecho y la persecución constantes, se incorporó al Ejército Rebelde, en junio de 1958, convirtiéndose en la legendaria guerrillera del II Frente Oriental Frank País y eficaz coordinadora del movimiento clandestino de Oriente con el territorio del Frente.  Al triunfo de la Revolución en 1959, inmersa en distintas tareas, por encargo de Fidel encabezó la unificación de las organizaciones femeninas y la constitución de la Federación de Mujeres Cubanas, a cuya organización, desde su máxima dirección, se consagró con singular desvelo hasta el último minuto de su fecunda vida.  Integró el Comité Central del Partido desde su fundación en 1965, condición en que fue ratificada en todos sus Congresos. En 1980, en ocasión del Segundo Congreso del Partido, resultó elegida miembro suplente del Buró Político, y en el Tercero fue promovida a miembro efectivo de esa instancia de dirección, responsabilidad que desempeñó hasta 1991. Fue Diputada a la Asamblea Nacional desde su primera legislatura y miembro del Consejo de Estado desde su constitución.  Vilma presidió desde su creación la Comisión Nacional de Prevención y Atención Social, y la Comisión de la Niñez, la Juventud y la igualdad de derechos de la Mujer, de la Asamblea Nacional del Poder Popular.  Su nombre estará vinculado eternamente a las más significativas conquistas de la mujer cubana en la Revolución y a las más relevantes luchadoras por la emancipación de la mujer en nuestro país y en el mundo.  Por sus relevantes méritos recibió múltiples condecoraciones, títulos y órdenes nacionales e internacionales, entre las que se destaca el título honorífico de Heroína de la República de Cuba. Vilma Espín Guillois pasa a ser un ícono revolucionario, algo que su sencillez no le permitió nunca siquiera imaginar porque una de sus grandes virtudes personales y revolucionarias fue la modestia, señaló el periódico.  Fue una mujer excepcional, representante de los más elevados valores humanos dedicados con creatividad y afán a la Patria, a la Revolución que vivió desde su heroico y azaroso arranque con el liderazgo de Fidel (Castro), a su familia y a todo el pueblo. A su nombre, quedarán siempre asociadas las escuelas de superación para campesinas y domésticas, los comedores escolares, círculos infantiles y el estudio de los problemas de la mujer y la familia. Igualmente, el Centro Nacional de Educación Sexual, la promulgación del Código de la Familia y todo lo que en Cuba se ha hecho en pro de la igualdad plena de la mujer.Entre los imprescindibles: Vilma Una mujer cubana de estos y de todos los tiempos, así podemos definir a quien una vez dijo a una colega que teníamos que seguir construyendo la cultura de la justicia y de la igualdad Por: Juana Carrasco MartínDiez días antes de que fuera asesinado, Frank País designó a Vilma Espín Guillois coordinadora del Movimiento 26 de Julio en la provincia de Oriente, responsabilidad que la combatiente clandestina ocupó hasta que en junio de 1958 se uniera a las fuerzas guerrilleras del Ejército Rebelde en el Segundo Frente Oriental Frank País, dirigido por el comandante Raúl Castro.Frank sabía de la valentía y la combatividad de la joven, casi recién graduada como ingeniera química e incorporada de lleno a la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista. Conocía también de su certera visión política, capacidad intelectual, profundidad de análisis y exigencia para lograr lo óptimo, incluso cuando ello parecía imposible, por eso el máximo dirigente de la lucha clandestina en todo el país depositaba su confianza en Déborah (Mariela, Mónica), nombre de guerra de la santiaguera. Cubierto ese importantísimo flanco de la lucha antibatistiana, él podría dedicarse a las acciones en un nivel nacional y parte de su tiempo a escribir y estudiar.No era, por supuesto, una decisión al azar, sino la bien pensada determinación de un jefe que conocía las capacidades y la historia de quien prácticamente constituía su brazo derecho en la lucha contra la tiranía.Muy pocos años después, igual convencimiento lleva al líder de la triunfante Revolución, el Comandante en Jefe Fidel Castro, a confiar en su certera visión y encomendarle la organización de un movimiento que se definió como la «revolución dentro de la Revolución», la incorporación de la mujer a las múltiples tareas y a un desarrollo pleno, tomando como vehículo para ello una nueva institución de la que fue su Presidenta desde el 23 de agosto de 1960, la Federación de Mujeres Cubanas.

LA MISMA SAVIA

Los prolegómenos que sirven de basamento a estas cruciales decisiones hay que buscarlos en una ciudad mambisa y rebelde, Santiago de Cuba, que la vio nacer el 7 de abril de 1930, y en los sólidos valores éticos en que la familia Espín-Guillois crió y educó a sus seis hijos.La urbe y su pueblo le aportan la combatividad, el amor martiano a la independencia y la intransigencia maceísta.La familia le inculca generosidad, austeridad, sensibilidad humana, respeto hacia todas las personas, sin ningún tipo de barreras por el origen social, racial y religioso. Afirman quienes conocieron a los Espín-Guillois bien de cerca que en el ámbito familiar se respiraba apego a la justicia, a la honradez, a la honestidad, a la verdad, el amor al estudio y a la lectura, el disfrute de la música, la danza y la pintura, la afición por los deportes y la vida en contacto con la naturaleza. De esos valores estaba permeada Vilma.Había entonces un medio propicio para que la joven, al terminar su bachillerato en 1948 se incorporara a la recién creada Universidad de Oriente, y en ella participara, justo al comienzo de la década del 50, sobre todo en el empeño de unir y organizar al estudiantado en la Federación Estudiantil Universitaria, cuya consolidación contó con su contribución entusiasta y sostenida. Ya había comenzado a gestarse su fibra de dirigente política, cuando apenas contaba 20 años de edad.Entonces, ¿cómo no estar junto al profesorado y los estudiantes más esclarecidos, progresistas y combativos, junto a quienes reciben como una afrenta al pueblo la cobarde arremetida del tirano el 10 de marzo de 1952, cuando Fulgencio Batista da el artero golpe de Estado? Ahí está Vilma, entre los primeros que se incorporan al recién creado Movimiento Nacional Revolucionario, cuyo jefe de Acción Provincial fue Frank País, dispuesta a liquidar la tiranía batistiana y transformar la grave situación político-social de la nación.Un hecho en especial la marca, el asalto al Cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953. La acción encabezada por el joven abogado revolucionario Fidel Castro Ruz, la conmueve como a todos los santiagueros, y en un audaz, valiente y temerario acto de rebeldía, acude a una de las postas del Cuartel —tras cuyos muros ya se estaba torturando y asesinando a los prisioneros del ataque— para pedir ver a los héroes. Mientras tanto, su hogar, como muchos en Santiago, se abría para acoger y proteger a los combatientes perseguidos.Vilma se siente impactada especialmente por las ideas de justicia social plasmadas por Fidel, poco después del Moncada, en su alegato de defensa La Historia me Absolverá. La muchacha se identifica con ese retrato político, económico, social y cultural de Cuba, totalmente fidedigno. En más de una ocasión habló de que había encontrado entonces a un líder valiente, a un hombre de ideas y de principios revolucionarios.Frank País, tras el Moncada, organiza Acción Revolucionaria Oriental con el claro propósito de preparar un alzamiento, y en ese empeño una de sus más cercanas y activas colaboradoras es Vilma Espín, quien participa de ese grupo de trabajadores, obreros y estudiantes que proceden sustancialmente del Movimiento Nacional Revolucionario, y al que poco después se le unen grupos camagüeyanos.Cuando Fidel sale de la cárcel, los integrantes de la ARO se suman a las filas del Movimiento 26 de Julio a instancias de Frank País y nuevamente Vilma es combatiente de primera fila.Al mismo tiempo, el 14 de julio de 1954, rinde su último examen y se convierte en una de las dos primeras mujeres que en Cuba se graduarían de Ingeniería Química Industrial; casi de inmediato parte para Estados Unidos a cursar un postgrado en el Instituto Tecnológico de Massachussets, el prestigioso MIT de Boston.Pero no faltaría mucho para que a un lado queden las matemáticas, la física, la química y su insaciable curiosidad científica, postergados por otro interés más apremiante: la lucha por la verdadera independencia. Al finalizar el curso pide instrucciones a la Dirección del Movimiento y recibe la orientación de pasar por la Ciudad de México para entrevistarse con Fidel y trasladar a Cuba sus órdenes y mensajes.

UNA MUJER INSURRECTA

El 30 noviembre de 1956 Santiago se levanta en armas. Es el apoyo a los expedicionarios del yate Granma que, encabezados por Fidel, solo llegarían a tocar tierra el 2 de diciembre, retardados por percances imprevisibles en la travesía. Bajo las órdenes de Frank, Vilma participa en ese alzamiento armado y su casa se convierte en el cuartel general del Movimiento en Santiago de Cuba.De la heroica ciudad y del coraje de sus moradores Frank escribió:«...La población entera de Santiago, enardecida y aliada a los revolucionarios, cooperó unánimemente con nosotros. Cuidaba a los heridos, escondía a los hombres armados, guardaba armas y uniformes de los perseguidos; nos alentaba, nos prestaba las casas y vigilaba de lugar en lugar, avisando los movimientos del Ejército. Era el hermoso espectáculo de un pueblo cooperando con toda valentía en los momentos más difíciles de la lucha».Comprometida con esa estirpe, Vilma no cesa en su actividad revolucionaria. El 2 de enero de 1957, encabeza la marcha de madres enlutadas por los asesinatos de la dictadura y se enfrenta cara a cara con los esbirros batistianos. Por primera vez las hordas registran su casa.En febrero de 1957, Fidel convoca a la dirección clandestina del M-26-7 a una reunión en la Sierra Maestra y redacta un manifiesto al pueblo de Cuba informando de la creación del Ejército Rebelde y los objetivos de la lucha. Ella es una de las participantes y poco después pasa a formar parte de la Dirección Nacional del Movimiento, hasta que se hace insostenible y extremadamente peligrosa al frente del 26 de Julio en Oriente la situación para Alicia, Mónica y Déborah —sus nombres en la clandestinidad.Le espera otro sobrenombre. Se convierte entonces en Mariela, la legendaria guerrillera del II Frente Oriental Frank País, valiente y eficaz, ya fuera en las gestiones de devolución de los norteamericanos secuestrados para llamar la atención mundial sobre la lucha del pueblo cubano o atendiendo y organizando el trabajo clandestino en los municipios orientales para garantizar el apoyo logístico al II Frente del Ejército Rebelde.La admiración que la bella, valiente e inteligente santiaguera provoca en el comandante Raúl Castro, jefe de ese frente, se trastoca luego en amor, y tras el triunfo revolucionario forman una familia donde siempre ha primado «la sencillez y una gran calidad humana», como la describieran otros dos santiagueros muy cercanos a Raúl y Vilma en la amistad y el quehacer revolucionario: José Ramón Fernández y Asela de los Santos.

UNA CUESTIÓN DE JUSTICIA Y DERECHO

Una responsabilidad de primer orden, histórica y hermosa, le es encomendada cuando Cuba ya transita en libertad por los caminos de la verdadera independencia y soberanía total. Fidel no solo confiaba en las mujeres cubanas, sino que estaba plenamente convencido de que eran piedra angular, por su potencialidad y fortaleza en llevar adelante los objetivos de la Revolución.Así que la misión perdura: organizar en unidad a las mujeres, a quienes Fidel llamaría «una revolución dentro de la Revolución»; estimular y favorecer su superación cultural y su incorporación plena a la sociedad, a una vida enriquecedora en lo económico, lo político y lo social.El año 1959 transcurre en los preparativos, en la gestión de lograr la unidad de todas las agrupaciones femeninas revolucionarias, y el 23 de agosto de 1960, integrando por igual a las entonces escasas profesionales universitarias con las trabajadoras, las campesinas y las amas de casa, se crea la Federación de Mujeres Cubanas, de la que Vilma Espín Guillois ha sido fuente inagotable con su sabiduría y ternura.Desde entonces, fue la Presidenta; la que guió cada obra de amor: construyendo escuelas y hospitales nuevos, creando hogares que hicieron de los niños de la calle los hijos de la Revolución, dando vida a los círculos infantiles, mejorando las condiciones de cada mujer, favoreciendo su incorporación al estudio y al trabajo, atendiendo a los ancianos... La mujer cubana respondió con creces en un aporte social que comenzó en los cursos de corte y costura, incorporando a muchas amas de casa a los talleres de confecciones, y a todas dando lo mejor de sí en muchas tareas pletóricas de ternura: hacer juguetes o las ropitas para los jardines de la infancia, participar en las campañas de salud como brigadistas sanitarias, entregarse a la ayuda desinteresada de los demás como trabajadoras sociales, estar firmes y dispuestas para la defensa de la Patria como milicianas, aprender o enseñar durante la Campaña de Alfabetización y no cejar en el empeño con el plan de seguimiento y más tarde con la superación de adultos hasta proyecciones mayores que permiten hoy decir con sano orgullo que más del 66 por ciento de los profesionales y técnicos de nuestro país son mujeres.Con su tono pausado y dulce, y con enorme pasión nos alertó sobre la «doble jornada de la trabajadora», los obstáculos a las potencialidades femeninas, las arraigadas tradiciones que arrastran prejuicios, la discriminación flagrante. Una medicina recomendaba sin falta ante esos males: autoestima y preparación para lograr la dignidad plena de mujeres y hombres.Al nombre de Vilma quedarán por siempre asociadas la Escuela para Campesinas Ana Betancourt y las Escuelas Nocturnas de Superación para Domésticas, los comedores escolares, los Círculos Infantiles, el estudio de los problemas de la mujer y de la familia, el Centro Nacional de Educación Sexual, la promulgación del Código de la Familia, y todo lo que en Cuba se ha hecho en pro de la igualdad plena de la mujer.En ese largo batallar por la formación de las mujeres y los hombres nuevos, Vilma fue un baluarte de las concepciones sociológicas más actuales, para crear equidad de género, respeto, afecto, solidaridad y comprensión, cimientos de los valores éticos y humanos de la Revolución misma.De ella podemos hablar como líder femenina y política, como reconocida dirigente a nivel internacional llevando siempre la voz de las mujeres cubanas y de su Revolución, como diputada o miembro del Consejo de Estado, como una mujer tan entregada a su Patria que mereció en su Santiago natal el título de Heroína de la República de Cuba. Su familia y amigos más cercanos, sus compañeras de la dirección de la FMC, pueden completar la imagen de esta mujer sencilla y tendrán mucho que contar de una Vilma llena de firmeza y ternura para educar a sus cuatro hijos, y cariñosa con sus ocho nietos...Le gustaba hablar de las inmensas reservas morales, intelectuales y políticas de su país, y vivía orgullosa de esta nación libre y soberana, en la que las mujeres vencen los más difíciles escollos, firmes y decididas, como parte inseparable e imprescindible de un pueblo aguerrido.Pudiéramos recordarla para siempre como la describiera con orgullo la Universidad de Oriente, cuando le otorgó en el año 2000 el título de Doctora Honoris Causa: «una gran maestra de la vida, distinguida por su amor y dedicación a la obra de la Revolución, la lealtad a Fidel, la pasión con que emprende cada tarea...».Eso es Vilma, corazón y fuerza vital que encarna a la amorosa, firme y digna mujer cubana.* Basado en los Apuntes para una Biografía, de la autoría de Yolanda Ferrer Gómez, secretaria general de la FMC, y Carolina Aguilar Ayerra, también dirigente nacional y fundadora de la FMC.