Blogia
Evas al Sur: blog de la mujer cienfueguera

FELICIA NILA PERDOMO GOITIZOLO: “¡Aquí no quiero lágrimas…!”

FELICIA NILA PERDOMO GOITIZOLO: “¡Aquí no quiero lágrimas…!”

  Su estatura pequeña hace corpórea la figura de duende. Un duende que antes repasaba las calles de su natal municipio de Cruces, aquellas en cuyos ritos de fundación los molinos fueron protagonistas, para convertirse en uno de los elementos al que con frecuencia lo asociamos.
  A Felicia Nila Perdomo Goitizolo la conoce ese pueblo que ve transcurrir sus días sentadita en el sillón de la sala de su hogar, marcado con el número 107, del barrio Isla de Pinos, mirando la TV, “sobre todo los noticieros y las mesas redondas. Siempre estoy esperando noticias de Fidel y sus reflexiones. ¡Me gustaría tanto verlo de vez en cuando!”.
 Son casi cien años ya los que esta menuda mujer ha vivido. Por sus manos, hacedoras de virtudes, han paso incontables piezas de ropa, las cuales ella lavaba y planchaba para ayudar al sustento de la familia, compuesta además por sus siete hijos, de ellos tres varones y cuatro hembras.
 Corrían los duros años de la dictadura de Fulgencio Batista, y los hijos de Nila se involucran en las acciones por el 9 de abril de 1958. El Frente Obrero Nacional (FON), sección de los trabajadores dentro del Movimiento 26 de Julio, había llamado a la Huelga General, para propinarle un duro golpe al régimen batistiano.
  Tras una delación, la policía llega a la casa de Nila y se llevan preso a Carlos Pérez Perdomo, su hijo mayor. No se amilanó la madre; valiente, erguida, como la estampa de la Mariana de los Maceo, exclamó: “Aquí no quiero lágrimas…”; y salió junto a su esposo Roberto Pérez Rodríguez, obrero azucarero, y con quien compartió 89 años de su vida, hacia la Estación, en busca de su Carlitos.
  Da un vuelco atrás a las hojas de su abultado libro de vida, para recordar aquella mañana en que la Guardia Rural tocaba a la puerta de su hogar en busca de un retrato. Tanto Nila como su cónyuge eran seguidores de las ideas del líder obrero Jesús Menéndez Larrondo, quien fuera asesinado el 22 de enero de 1948 por un sicario uniformado al servicio del imperio yanqui.
  “¡Estamos buscando una foto de Jesús Menéndez que ustedes tienen aquí!”, me dijeron con gran prepotencia. “Vaya, y ¿desde cuándo tener una fotografía le hace daño al gobierno? ¿Dígame?”, les dije. “Por supuesto, mientras hablaba con ellos, mis hijos se encargaban de esconderla”, acota.
  Fueron muchos los volantes repartidos en su barrio en contra de la dictadura de Gerardo Machado, a quien Rubén Martínez Villena llamó “asno con garras”; y los bonos vendidos para ayudar al M-26-7 durante el cruento gobierno de Batista. Después, cuando la Revolución llegó triunfante para cambiarle el curso a su vida, y se incorpora a las organizaciones de masas, los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), recién inauguradas.
  “Pero los yanquis no nos querían dejar en paz. Entonces, mis hijos Carlos y Rafael se marchan para la Limpia del Escambray, al lado de mi esposo. Allí les llevé avituallamiento a los milicianos que estaban en la zona de Güinía de Miranda hasta Algarrobo. Siento que ya los años no permitan continuar ayudando a la Revolución”.
  Sin embargo allí permanece como un símbolo para las nuevas generaciones de crucenses. La Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC), junto a los CDR y la FMC le rinden homenaje a esta incansable luchadora, sencilla, humilde, serena, firme, valerosa. Llegarán pronto sus cien años y con ellos las distinciones 28 de Septiembre y 23 de Agosto, momento en el cual los vecinos agasajarán a su pobladora más querida: Nila.

0 comentarios