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Evas al Sur: blog de la mujer cienfueguera

Una mujer entre verdes lazos

Una mujer entre verdes lazos

  La encontramos sin proponérnoslo. Sonriente, locuaz, se acercó al equipo del CINCO durante un recorrido por el lomerío de Cienfuegos. Bastaron pocas palabras para advertir en Sonia Hurtado Fernández esa vivacidad que anuncia un universo de vivencias y reflexiones a la espera de ser compartido en una amena conversación.
  "No me buscaban a mí, pero yo sí a ustedes; tengo asuntos interesantes por contar a la prensa", espetó con el desenfado propio de esta mujer, agrónoma, promotora cultural y sobre todo, eterna enamorada del verde imperante en el relieve accidentado que ha marcado sus días.
  Así supimos sobre su quehacer de "nunca acabar" en el asentamiento de Mayarí, de sus múltiples proyectos en pos de perpetuar la vida de los CDR y la FMC, rescatar segmentos de la historia cubana ligados a su localidad, fomentar valores universales en niños y jóvenes, o lograr una relación armónica de la población con el entorno.
  Usted es de profesión agrónoma y trabajó mucho tiempo como profesora. ¿Qué la impulsó a cambiar de actividad?
  "Lo hice por problemas de salud, míos y de una de mis hijas. Pasé a ser promotora cultural, hace más de cinco años, pero no abandono mi andar como docente. En las dos escuelas del asentamiento brindo constantemente mi aporte, pues pienso que cultura lo es todo.
  "Algunas personas creen que cultura es una lata, un palo y tres botellas de ron, pero no es así. Cuando yo visito, por ejemplo, la escuela de Mayarí con el propósito de acercarme al área cafetalera y saber cuáles son las afecciones de las plantas, eso también es cultura. Conversar un poco con los niños sobre los aspectos fundamentales de la educación formal, las actividades patrióticas, todo eso es cultura, y es cuanto hago".
  Muestra de su quehacer se palpa en el proyecto de formación vocacional diseñado para esos centros. ¿Respondía este a una necesidad de los educandos?
  "Sí. Tengo gran interés en el adiestramiento a nuevos agrónomos para las montañas, por la importancia de esta profesión para el desarrollo agrícola de la región. En mi opinión, embarrarse de suelo de vez en cuando no le resta prestigio a nadie, al contrario, cuando alguien con cierto nivel da el paso al frente, los demás lo siguen".
  Según su parecer, ¿cuáles son los problemas que todavía aquejan a la mujer del sector rural?
  "A mi modo de ver, urge rescatar las organizaciones a las cuales pertenecemos. Algunas se acercan a mí con el deseo de revitalizar la Federación y hoy estamos inmersas en esa tarea, porque realmente vale la pena. Otras dificultades se dan en los prejuicios y las conductas machistas aún imperantes en muchos hogares. Luchamos por eliminarlas, por convencer a las jóvenes sobre la necesidad de estudiar y corregir cierta tendencia a convertirse desde los quince años en amas de casa, por fomentar su educación sexual y responsabilidad dentro de la familia".
  Usted es una persona muy ocupada, lo percibo. Pero en su escaso tiempo libre, ¿qué le gusta hacer?
  "Bueno, en esos ratos yo me ‘escondo’ en casa con mis libros. Son momentos de autopreparación, pues como dije antes, cultura es todo y me gusta tener nociones sobre los temas a tratar en determinado momento. No pocas personas me consultan acerca del cultivo de flores, plantas ornamentales u otras especies, y para darles una respuesta acertada debo estar instruida".
  Cada vereda, plantación o inmueble en Mayarí conoce del bregar de Sonia por la zona a lo largo de más de cuatro décadas. No en balde se llama a sí misma "montuna", pues aunque ha tenido la oportunidad de mudarse a la región urbana prefiere permanecer allá, cerca de las nubes y alejada de la agitación citadina. "El color verde me encanta y el clima de aquí es muy agradable. Me ocurre un tanto como a la cebolla de la adivinanza, que dice: ’en el campo me crié, metida entre verdes lazos’. Para mí todo acá arriba es especial", asegura. (Por Yudith Madrazo Sosa)

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