El lenguaje del abanico
Totalmente perdido en la época actual, como medio de comunicación o de flirteo, el rico lenguaje del abanico, jugó un importante papel en la relaciones humanas y más concretamente en el flirteo entre las mujeres y los hombres, donde éstas expresaban sus deseos, por medio de este precioso complemento. Vamos a recordar alguna de sus más curiosas "posturas" y su significado.
Historia del abanico
La historia del abanico no es tan remota como se podría pensar en un principio. Algo tan simple como abanicarse con los más diversos materiales (plumas, hojas ...) no dió lugar al abanico hasta una relativa reciente creación. Aunque existían elementos para "airearse" el abanico de cierre y varillas se remonta apenas a 5 siglos atrás. Existían elementos simples, como el conocido paipai de una sola hoja rígida con un mango o empuñadura, y de gran variedad en formas y tamaños.
Se cree que por el siglo XV entre los años 1.400 a 1.425 los abanicos llegaron a China desde Corea. Los grandes "viajeros" los trajeron a Portugal, España e Italia (cuna de los mayores descubridores del planeta). Aunque según recientes estudios se cree que los primeros abanicos plegables fueron introducidos en Europa por los Jesuítas. Catalina de Médicis los introdujo en Francia. En la corte de Enrique III, tomando como ejemplo el Rey que los utilizaba se hicieron muy populares.
Pero la época de máximo esplendor fué durante los reinados de Luis XIV y Luis XV, en donde eran complemento indispensable en el vestuario de una gran señora. Se utilizaban materiales de auténtico lujo, como piedras preciosas, tafetán de Florencia (las telas italianas eran consideradas las más lujosas del mundo), oro y metales preciosos, etc. En el siglo XVII hacen su aparición en Inglaterra, pero el varillaje estaba sujeto a un mango rígido. Eran de gran tamaño, y adornados con motivos diversos, pintados por artistas de renombre.
En la actualidad, el abanico ha pasado a ser un mero complemento, muy poco utilizado. Aunque podemos relatar cientos de casos en la historia en las que aparece el abanico, este tuvo su gran época de esplendor como vehículo de un lenguaje invisible y cifrado con el que se podían expresar sentimientos e incluso se podían pasar contraseñas con la más variada finalidad. Aunque existe una compleja terminología, conocida como campiología para estudiar el lenguaje del abanico en función de la orientación del abanico y la forma de sujetarlo, nosotros vamos a dar las posiciones que eran más conocidas, sin adentrarnos en complejos estudios sobre el tema.
1. Abanicarse rápidamente. Te amo con intensidad. |
Cuando las damas puertorriqueñas del siglo 19 y principios del siglo 20 iban a bailes eran acompañadas por su madre o por otra persona adulta, llamada "la chaperona", para velar su comportamiento. Las chaperonas eran muy celosas por lo que las jóvenes tuvieron que inventarse un medio para poder comunicarse con sus pretendientes sin ser vistas por éstas. Usaban su abanico en diferentes formas para trasmitir los mensajes que deseaban. A continuación, dos versiones de ese misterioso lenguaje:
Si la dama se abanica sobre el pecho lentamente, significa: "Soy soltera, no tengo novio" | |
Si mueve el abanico en movimientos cortos y rápidos sobre su pecho: "Estoy comprometida o tengo novio, sigue tu camino" | |
Si abre y cierra el abanico y lo pone en su mejilla, le indica al joven: "Me gustas" | |
Si coloca el abanico en su sien y mira hacia arriba: "Pienso en ti de noche y día" | |
Si sospecha que su amado le es infiel o lo ve hablando con otra joven, se toca la punta de la nariz con el abanico, indicándole: "Algo no me huele bien" | |
Si camina impaciente de lado a lado golpeando la palma de su mano con el abanico: "Ten cuidado, cariñito, por ahí viene la chaperona" | |
Si abre y cierra el abanico y señala hacia el jardín: "Esperame allí mi amor, pronto estaré junto a tí" | |
Finalmente, si mira al joven sugestivamente cubriéndose la boca con el abanico, significa que le está enviando un beso, y obviamente, el joven sabe que él es el escogido. | |
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Llevarlo cerrado y suspendido de la mano izquierda (significa): Deseo tener novio.. | |
Llevarlo cerrado y suspendido de la mano derecha: Estoy comprometida. . | |
Abanicarse muy de prisa: Tengo dudas de ti. . | |
Cerrarlo rápidamente: Habla con mi papá. . | |
Apoyarlo cerrado en el corazón: Te amo con locura. . | |
Apoyarlo cerrado en la frente: Me eres indiferente. . | |
Guardar el abanico cerrado: No salgo hoy de paseo. . | |
Sacarlo del bolsillo: Saldré de casa. . | |
Apoyarlo abierto en los labios: No dudes de mí. . | |
Apoyarlo abierto sobre el corazón: Deseo casarme. . | |
Dar el abanico al novio: Mi corazón es sólo tuyo. . | |
Tomar el abanico del novio: No quiero más amores. . | |
Abierto tapándose parte del rostro: Todo ha concluído entre los dos. . | |
Dejar caer el abanico: Sufro, pero te amo. . | |
Darse golpecitos en la mano izquierda: Me eres simpático. . | |
Mirando con atención el paisaje: Pienso si me conviene. . | |
Darse golpecitos en la mano derecha: Te aborrezco. . | |
Darse golpecitos en el vestido: Tengo celos de ti. . | |
Apoyarlo cerrado en la mejilla izquierda: Soy toda tuya. . | |
Apoyarlo cerrado en la mejilla derecha: Repara, mi familia vigila. . | |
Hacer como que cuenta las varillas: Deseo hablar contigo. . | |
Jugar con el abanico: Estoy impaciente. . | |
Abierto, tenerlo suspendido al revés: Sin tu amor, prefiero morir. . |
Partes del abanico. Su estructura El abanico tiene una estructura muy sencilla; las partes de las que se compone son: |
Tipos de abanico.
Hay que indicar que existen abanicos, fabricados solamente con varillas, sin el país o paisaje. Suelen estar hechos de marfil, nacar, carey, madera ... o cualquier otro material, con varillas de pala ancha, y por lo general, con calados. Estas varillas suelen ser unidas con un pequeño tope, e incluso pueden estar unidas por una pequeña cinta. Estos abanicos se conocen como de baraja o reversibles, por que abren tanto hacia la derecha como hacia la izquierda.
Los abanicos de violín son abanicos, generalmente ribeteados con plumas o lentejuelas y que cerrados nos recuerdan a este instrumento musical. En las plazas de toros podemos ver los abanicos de vara y media de alto, entre la gente de los tendidos de sol. Son abanicos grandes, que les sirven para guardarse del sol, mientras empieza la corrida. También contamos con los abanicos de olor, inventados por la casa Kimmel de Londres, cuyo varillaje está hecho de maderas olorosas o perfumadas.
Un abanico a destacar es el abanico mágico, cuya novedad más grande consiste en que es reversible y puede presentar en su país (o paisaje) dos motivos diferentes, uno por cada cara. El truco está en que este abanico solo tiene un sector de papel en vez de dos como los tradicionales. Otra de las características de este abanico es que presenta varillas dobles en los trapecios múltiplos de 4, de ahí su reversibilidad pudiendo presentar una escena por un lado y otra diferente por el otro.
Aunque existen gran variedad de abanicos, y esto no es un tratado sobre el, podemos hacer referencia a los abanicos indios muy elegantes, hechos generalmente de marfil o maderas de gran calidad tallados, con arte y esmero propios de grandes artistas. Cada varilla puede presentar una labor diferente, siendo verdaderas obras de arte. Los chinos también cuentan con una reputada fama en la fabricación de abanicos de gran calidad. Son más propensos a utilizar papeles de arroz y de adornarlos con profusos motivos de las más diversas índoles.
Actualmente. En la actualidad, la fabricación de abanicos ha quedado reducida a unos pocos fabricantes, amenazados por la competencia exterior. Los precios son muy variables en función de la talla y calado de las varillas, del material utilizado, del tipo de país (o paisaje) utilizado (tela, papel ...), del tamaño del abanico, etc. El gran centro de producción de abanicos, en la actualidad, es China. Se pueden encontrar verdaderas creaciones artísticas tanto originales, como verdaderas obras maestras con pinturas y diseños clásicos.
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