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Evas al Sur: blog de la mujer cienfueguera

De todo como en Botica

Arcadio Tomás Capote Cabrera: Escultor de grandes historias

Arcadio Tomás Capote Cabrera: Escultor de grandes historias

 Monumental y duradero de complexión física, alto y fornido en el quehacer artístico: trueque de similares proporciones que convierten a Arcadio Capote Cabrera y a sus esculturas en llamativas referencias dentro del entorno cultural en Cienfuegos.
  Advertidas por transeúntes, frecuentes o casuales, las obras de este aguadense
exhiben la relevancia de su tamaño y el anonimato de su creador. En tan incomprensible distanciamiento, sólo permanece constante el dominio sobre la solidez, irrefutable prueba de fuerza con antecedentes un tanto curiosos:
  "Vencí cada una de las etapas de la vida deportiva: EIDE, ESPA y EPEF. Desde muy joven me incliné por la lucha, en la cual gané varias medallas en torneos a nivel de país, e incluso el título nacional, y participé en otros eventos internacionales celebrados en Cuba.  Finalmente, en el año 1991 me gradué de Licenciado en Cultura Física, en el Fajardo de Santa Clara", recuerda Arcadio.
  En someter a grandes moles consistía el ejercicio, que pronto cambió de rivales: "Pertenecía a un grupo de artistas aficionados de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y así se consolidó el vínculo con el arte, sobre todo la escultura de mediano y gran formato, casi siempre en madera.
  "Decidí hacer los exámenes para ingresar a la Academia de Artes Plásticas de Trinidad, aunque en aquel momento no eran tales pruebas, sino muestras de la obra. Entré con 27 años y fui el estudiante más viejo de ese tipo de instituciones en Cuba. Concluí en el ’97 y entonces integré, junto a varios creadores, el proyecto Mutante, en el cual me mantuve durante una década", añade Capote Cabrera.
  Las esculturas del Hotel Pasacaballo, la Universidad de Cienfuegos, el Indio de Guajimico y el Toro de la Sierrita, figuran entre los ejemplos más representativos de su presencia en el grupo. La separación vino en 2006, cuando fundó Kty (Catey) con su antiguo profesor de dibujo, el trinitario Rubén Peña.
  Del trabajo reciente destacan las obras del Delfinario, el Che de la Refinería y el protagónico Martillo del Parque de las Esculturas: "Uno de mis preferidos" -confiesa. Cuentan otras en Varadero, Cayo Blanco, Caibarién..., siempre con la finalidad identificativa o decorativa, recreando historias de lugares y sus gentes. Pero, muy lejos de la geografía cubana, sus cinceles esculpieron también a los hacedores de cuentos:
  "En 2004 se cumplieron 200 años del natalicio del conocido escritor danés Hans Christian Andersen. Varios artistas de ese país quisieron homenajearlo al ambientar su ciudad natal, Odense, con los personajes de sus libros. Jeans Galschiot (uno de los escultores más prestigiosos de Dinamarca) encabezó este proyecto y nos contactó para trabajar con él.
  "La Sirenita, Pulgarcita, el Soldadito de plomo y los demás, adornaban toda Odense, pero faltaba el protagonista más importante, Andersen, y esa fue la tarea. Nuestro quehacer en estatuas de Bolívar, Martí, el Che y otras, constituían los principales méritos y las mejores referencias para responsabilizarnos con aquello.
  "Tres meses tardamos en terminar la figura de Andersen. Aún sentando, tiene tres metros de altura, todo de cobre. Más allá de la imagen, la escultura es una fuente en la que está sentado, sin zapatos, en clara invitación a acompañarlo para escucharle sus fábulas. No la hicimos como estaba concebida inicialmente, pero ya terminada, fue un gran suceso en Dinamarca".
  En el país europeo dejaron otras muestras de su arte, una forma de volver miradas hacia esta Isla caribeña, todas con el sello característico. "El tamaño cambia la connotación del mensaje y por ello prefiero los formatos mayores: con más volumen hay mejores posibilidades de relieve, de detalles. Para eso la madera y los metales son muy buenos, requieren mucha destreza, máxime en la fundición, un proceso amplio que incluye el trabajo con yeso, cera, moldes. Su principal inconveniente radica en los elevados costos", argumenta el artista cienfueguero.
  Entre los secretos de libritos, dice: "Me quedaría con la piedra si pudiera escoger despreocupadamente un elemento: pues es muy plástica, rica para la manipulación, sin hebras, y con ella se logran resultados increíbles. Pero por ahora resulta más factible el ferrocemento".
  Las manos gozan de un marcado favoritismo respecto a otras figuraciones asumidas: "A semejanza del rostro, constituyen las partes más expresivas del cuerpo: bondad, cólera, cariño. Cualquier cosa resulta fácil de transmitir mediante la gestualidad, por eso las prefiero".
  Si la objetividad pudiera imponerse en la creación artística, su obra estuviera bien definida. "Sólo intento reflejar mensajes universales, aunque cada cual es libre de interpretar lo que desea de mis trabajos. Muchos hasta han intentado encontrar contenidos subliminales, decodificar situaciones un tanto absurdas en cada objeto", explica Arcadio.
  Además del estilo, sus orígenes devienen parte imprescindible de su vida: "Quiero llevar una de mis esculturas a Aguada, pues hace muchos años que allí no inauguran ninguna de forma pública. No sería producto del azar, se llama ’El buscador de ideas’, y la tengo concebida hace rato".
  Defensor del dibujo como "la base de todo lo demás", confiesa que le "gustaría hacer ’El Grito’ en Cienfuegos, un boceto también pensado desde hace tiempo". Por ahora le ocupa su exposición en Dinamarca, en diciembre próximo, y "llevar al ferrocemento más de 20 dibujos que tengo en carpeta, aunque cada día se me ocurre uno nuevo y aumenta la lista…; de todas formas, las obras de arte no terminan cuando el escultor decide, sino cuando el espectador la ve".

Día de los Padres: Mi papá

Día de los Padres: Mi papá

 A mi papá lo vi levantarse en las madrugadas para ir a laborar, no importaba si llovía, tronara o relampagueara. No había hombre más íntegro, honrado y noble que él. Así estuviese enfermo, lo primero era cumplir con su trabajo. Buen padre..., buen esposo…, buen compañero…, buen amigo… Mi confidente… Tremendo ser humano con un enorme y generoso corazón, tan grande era, que apenas le cabía dentro del pecho.
  Y es que mi papá constituía una combinación extraña de razón y sentimiento. Sabía orientar y exigir, pero al mismo tiempo amar. Fue esa mano la que me atrapó para siempre con puño firme. En su voz  consejo oportuno y el regaño merecido.
  Todo lo compartía y con mucho agrado; todo, sin medir la consecuencias posteriores…;  perenne sonrisa a flor de labios y un sentido del humor que le hizo improvisar décimas hasta a la misma muerte, incluso cuando ésta le  tocaba ya a sus puertas. Tuvo que irse así, riéndose, la única noche en que me aparté de su lado. Dios no quiso darme el instante de la partida, para guardármelo siempre vivo en la memoria.
  ¡Felicidades, mi viejito, en este Día de los Padres, donde quiera que hoy estés!

Andy entre orquídeas y begonias

Andy entre orquídeas y begonias

Quizá muchos recuerden la palabra Xanadú -cuyo significado se ha convertido en una metáfora de la opulencia, incluso utilizada para evocar lugar de lujo y  misterio-, a partir de la proyección del filme protagonizado por Olivia Newton y John Travolta; la canción homónima que la actriz-cantante interpretara junto a Electric Liht Orchestra; los apelativos dados a sitios imaginarios en filmes como el Ciudadano Kane, el dibujo animado Los Padrinos Mágicos o el mote del país del cual procedía Mandrake el mago.
  Pero lo que algunos no saben es la procedencia real del nombre Xanadú, Zanadu o Shangdu. Así se nombraba la capital de verano del antiguo imperio mongol de Kublai Kan, el cual ocupaba gran parte de Asia.
  Cienfuegos posee un mágico recinto con igual patronímico, protegido por las manos de Andy González González, un hombre capaz de aconsejar al más versado en el cultivo de plantas ornamentales, aun sin poseer ninguna formación profesional sobre el tema. Palmáceas (variedades de palmas), peperomias (cultivadas en zonas tropicales y subtropicales), helechos, cactus, begonias, orquídeas… habitan allí desde hace más de 15 años.
 A 24 kilómetros de la Perla del Sur, justo en ese paraje conocido como Ciego Montero, en el municipio de Palmira, reina la opulencia, pero no de preciosas joyas y lentejuelas, sino de un verde único, natural, cautivante. “Me gustaron siempre las plantas; esta pasión ha sido, entre otras muchas cosas, la herencia de mi familia, sobre todo de mi abuela materna. Crecí en una casa donde al mirar hacia los cuatro puntos cardinales usted veía un paraíso de flores y matas de distintos matices, rojo, rosado, blanco, amarillo, verde…, todo en una armonía perfecta”, expone.
 Andy, quien se desempeña como agente de protección de la Unidad Básica Empresarial Mártires de Bolivia, refiere cómo desde hace tres lustros decidió crear su propio jardín. “El nombre lo escogí por su significado, relacionado con el paraíso y entorno agradable. Entre mis matas y yo existe una estrecha relación, puedo asegurar que única, imprescindible; constituyen un motivo más para vivir; también he conquistado una identidad dentro del pueblo. Cuando estoy al tanto de ellas y mientras paseo por el jardín, me colma la alegría y tranquilidad, es algo místico”, aduce.
 Cuenta Andy cómo alcanza a conversar con sus consentidas, descifrar los males padecidos, adivinar deseos… “Ellas son capaces de transmitirme cuándo necesitan una atención especial, con sólo mirarlas lo percibo, entonces trato de darles prioridad. Las reviso para ver si les falta humedad o algún componente orgánico, o si el sol les molesta y necesitan menos, hasta conseguir el objetivo: su recuperación total”.
  Y aconseja: “Para las plagas utilizo, en muchas ocasiones, productos específicos; pero es muy buena el agua de tabaco. O sea, se diluye la picadura en el líquido vital durante un día, y luego riegamos con ella. ¿Qué siento cuando muere alguna? ¡Vaya, una tremenda decepción!, es como si les hubiera fallado. Si les facilito todo lo necesario para su desarrollo, incluso soy capaz de contonearlas, mimarlas, y a pesar de eso fallecen, no me caben dudas, algo salió mal y me deprimo, sufro cuando no alcanzo a protegerlas como merecen”.
  “¿Preferencias? Por ninguna, creo que todas son especiales. Una variedad compensa la otra -y apunta hacia su pequeño jardín. ¡Mira, aquella da unas flores preciosas y ésta mantiene el verde todo el año, brillante, hermoso; ésta otra sólo da una flor a los doce meses, sin embargo durante todo ese período logra mantenerse frondosa, es preciso atenderla mucho para al final recibir el fruto deseado.
 “No estudié nada relacionado con la botánica, he leído mucho, ¡eso sí!, además, el compañero Omar Alomá, del jardín Macradenia, de Palmira, me ha ayudado bastante, tengo que agradecerle la mayor cantidad de plantas de este microjardín.
  “¿Cómo empecé…? ¡Con unas matas para la terraza!, luego fue una inmensa pasión”, dice, mientras enrumba sus pasos hacia una de las palmáceas, pues “tiene un puntito blanco por debajo. Aprecio la atracción ostensible de los jóvenes hacia este mundo, donde pueden observar detenidamente la naturaleza viva, en un entorno cubanísimo, lleno de tranquilidad y aire fresco”.  
  Va en pos de sus plantas; nada puede desviar sus atención, pues este hombre, sencillo y humilde, siente y palmita en el verdor de su patio. Allí ha concebido un paraíso, opulento, lujoso y lleno de misterios.

Dame un traguito ahora, cantinerito…

Dame un traguito ahora, cantinerito…

  “Dame un traguito ahora, que nadie mira…”, así dice el contagioso son compuesto por Juan Almeida Bosque, nacido por esos azares de la vida, al escuchar en una cervecería cercana al túnel de La Habana, el reclamo de un joven medio borracho, al cantinero.
  A través de la historia, desde los tiempos de Pompeya hasta bien entrada la Edad Media, tomaron auge las famosas tabernas o cantinas, tiendas, casas o establecimientos públicos donde expendían vino, entre otras bebidas espiritosas.
  La profesión de “barman” (hombre de barra en inglés) como medio de vida, no ha experimentado cambios sustanciales. Su filosofía de cómo atender al cliente sigue siendo la misma, aunque la actividad puede ser muy sofisticada, hecho que requiere conocimientos de hotelería y gestión empresarial.
  ¡Pero la palabrita para designarlos parece tener controversia en distintos lugares! En algunas zonas del Reino Unido han comenzado a sustituirla por barstaff (personal de la barra), mientras en España, es un camarero. Al personaje de marras lo consideran un "camarero experto" en barras de establecimientos de lujo, como hoteles de cinco estrellas, clubes nocturnos y lounges especializados en coctelería fina.
  Mi entrevistado, puede, entonces, ser considerado un barman. Angel Lleo Alberto, transitó por varios lugares en Cienfuegos. ArTex, Rumbos, bar de la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, y el del restaurante El Mandarín, donde hoy labora, han sido testigos de su constante superación.
  “El barman es un artista y la coctelería un arte que se nutre del espíritu. El legítimo, ése enamorado de su profesión y dedicado exclusivamente a ella, no debe ser considerado un simple mezclador de bebidas, ni tampoco un empleado común”, dice.
  Lleo opina que la humildad y profesionalismo deben estar siempre conjugados en el hombre ubicado detrás de la barra. “Me atrevería a compararnos con un director de orquesta: la batería son las botellas, implementos y accesorios comunes en la faena, los cuales cobran vida gracias a la experiencia e inspiración de cada uno de nosotros.
 “Estamos frente a un público desconocido, por lo tanto requerimos ‘interpretar’ de acuerdo con el momento, el carácter y la sicología de cada individuo. No basta sólo con la práctica de años, el conocimiento del elemento humano y la sensibilidad son muy necesarios. ¿Cuántas veces no somos los confidentes de alguien que en la cuarta o quinta copa nos abren su corazón?”, acota.
  Ángel Lleo ha participado en eventos nacionales, donde ha alcanzado lugares destacados en la categoría Freestyle o barman acrobático (estilo libre), entre ellos el segundo lugar logrado en el Grand Prix de Coctelería, en el año 2007.  
  “Quienes practicamos esta profesión estamos en contacto directo y permanente con el público, por eso es aconsejable cuidar el aspecto personal, así como el trato al cliente. Tenemos que ser amables, comprensivos, atentos, respetuosos, medidos, correctos. Ni demasiado efusivos, ni demasiado serios”, manifiesta.
  Para nuestro barman, quien ha realizado cursos de Sol Melier (especialidad de vinos), tres de máster Havana Club y de Ron, tabaco y café, “con el objetivo de brindar una correcta orientación al cliente, a la hora de elegir un tabaco o solicitar el delicioso néctar”, hacer cocteles no es solamente seguir al pie de la letra las indicaciones de una fórmula. “Es también unir a ello la experiencia de toda una vida, dedicada a la carrera y en la que ha sido factor principal, esa  relación con millares de personas distintas.
  “No creo pretencioso afirmar que el conocimiento del  usuario, sus gustos, paladar individual, la creación personal de cada coctel, forman un rico tesoro y muestran cómo no  es ésta una mera bebida preparada y dosificada al azar, sino la resultante lógica de una serie de factores, en lo cual el aspecto sicológico es de mucha importancia”.
  Miembro de la Asociación de Cantineros de Cuba desde 1998, Lleo ha formado parte de los jurados en los distintos encuentros de técnicas gastronómicas y comerciales, desarrolladas en la provincia. Y sin temor, orgulloso y pleno, cree merecer el título de barman, ése mismo que hoy es tan controversial en el mundo.

El valor de la palabra

El valor de la palabra

La palabra expresa el pensamiento y el sentimiento de los seres humanos. De hecho, nos hace diferentes del resto de los individuos que habitamos el planeta. Es verdadera, según la visión india, cuando hay plena correspondencia entre lo que se dice y hacemos; encuentra verdadero valor cuando reflejamos la realidad. Por eso quizás en muchos rincones indígenas de México, la palabra cumplida sigue siendo regla de oro. Pero aún existen quienes la vulneran, la obvian, la ignoran.
  Perdónenme si hago de estas líneas todo un pañuelo de lágrimas y a ustedes, los convierto en mis confidentes. Estoy harta de escuchar promesas, de esperar llamadas y de otorgar ápices de confianza que pronto se tornan en traición.  Lo he vivido en carne propia. Soy de las que entiende la amistad como algo duradero, eterno; por eso me duele cómo la mancillan.
  Esta reflexión, seguramente tan elemental para muchos, es una cuestión comúnmente olvidada en algunos lugares, incluso existen instituciones o empresas que le restan el verdadero valor, la minimizan, la ignoran, la condenan. En varios ámbitos y sectores de la vida, la palabra ha perdido el valor y la importancia que debería merecer, en tanto base de las relaciones sociales. El costo mayor de esta circunstancia, entre otras consecuencias, ha sido la desconfianza.
  Para los que hemos buscado y apoyado la paz con justicia y dignidad tiene sentido la palabra. Y esto cobra mayor importancia, porque hoy día empezamos a observar las incongruencias que denostan su valor.
  Y precisamente, éste está unido al nacimiento de los pueblos, a los mitos indígenas, a la creación del mundo, a los ritos sagrados y ancestrales en los que la expresión no puede ser modificada. Pero su trascendencia no termina aquí. Como herramienta, ella asegura nuestra interacción con los seres que nos rodean. Es evidencia de humor, costumbres, tradiciones, valores, capacidad creativa. Resulta la mejor arma para defender cualquier punto de vista frente a posiciones contrarias y herramienta fundamental para convencer a los demás.
  Símbolo de la fe, del amor y de la paz. La palabra constituye un símbolo del compromiso adquirido: palabra de honor, te doy mi palabra y expresión de la valoración del otro: ésa es una mujer (o un hombre) de palabra… Hay expresiones populares, usadas muy ocasionalmente, en las cuales el término combinado con otros vocablos forman significados de gran relevancia social y cultural: su palabra vaya adelante; a palabras necias, oídos sordos; a buen entendedor, pocas palabras bastan.
  “Hoy en día quedan pocos hombres de palabra como tú”, le dijo un compañero de oficio a un colaborador y amigo de este diario. Me limité a escuchar, pero asentí para mis adentros: ¿Cuánta razón tienes?, me dije.
  Hace dos años fue traicionado mi amistad; a quines quise como familia, me clavaron luego un puñal en la espalda. No le bastan las malas acciones, por primera en mi vida pasé por trances jurídicos. ¡Claro que los gané todos, porque la verdad es la más grande las justicias! Hoy, vuelven a arremeter, y al cabo de todo este tiempo sólo me hago una pregunta: ¿POR QUÉ?
   Entonces busqué en esta gran red de redes todo lo concerniente con el valor de la palabra. Ahora los comparto con ustedes.
  El darle un valor elevado a nuestra palabra, nos compromete, identifica. Seguramente han escuchado hablar de un código de ética en el Japón, el Bushido; es un código de honor por el cual se regían los samurais, entre sus declaraciones están estas que me llaman mucho la atención:
  [Makoto - Honestidad, Sinceridad absoluta] el simple hecho de hablar ha puesto en movimiento el acto de hacer. Hablar y hacer son la misma acción.
  [Meiyo - Honor] Las decisiones que tomas y cómo las llevas a cabo son un reflejo de quién eres en realidad. No puedes ocultarte de ti mismo.
  [Chuugi - Lealtad] Las palabras de un hombre son como sus huellas; puedes seguirlas donde quiera que él vaya.
  Para alguien que ha decidido vivir bajo éste código, el no cumplirlos, constituye la misma muerte, aunque realmente es algo muy radical.
  Pero también la Biblia habla de este tema de una forma muy directa, dando un alto grado de importancia a la palabra, Jesús hablando sobre los juramentos y promesas dijo: “Si van a hacer algo digan que sí, y si no lo van a hacer digan que no. Todo lo que digan de más viene del mal” Mt. 5:37.
  Con todo, ¿hasta dónde vamos a elevar el valor que le demos a nuestra palabra? - el comprometernos para algo y no hacerlo afecta a nuestra identidad y por defecto a nuestro propio honor.
  Un pequeño “sí”, un breve “no” es un gran compromiso para cada uno de nosotros, no entremos en el montón que dicen “todo el mundo lo hace” (qué mediocridad). Creo que si comenzamos a darle sentido y valor a lo que decimos y nos comprometemos para cumplir, podremos afectar menos a nuestra sociedad.
  La verdad, la sinceridad, la confianza, deberían imperar siempre en las relaciones humanas y no jugar, tan solo, el papel de mero deseo, pues la mayor desazón padecida por un ser humano es la duda. Y dudar de la sinceridad de la palabra de alguien conduce a su inmediato arrinconamiento.
    Hace veinticinco siglos, Confucio mantuvo largas conversaciones con sus discípulos chinos hablando del valor de las palabras. Cuando alguien le preguntó qué haría si llegara a gobernar el gran país asiático respondió:  “escribiría una enciclopedia en la que cada palabra tuviera su significado”.
  Por tal razón constituye el principio básico de toda civilización. Claudio Magris pone en boca del protagonista de su novela, "A Ciegas", que "sin palabras y sin fe en las palabras no se puede vivir; perder esa fe quiere decir ceder, abandonarlo todo".
  Shakespeare, que ponía palabras a las pasiones, las traiciones, las grandezas y las vilezas de los humanos, nos envió lecciones sobre el comportamiento de las personas.
  Por eso digo, una y otra vez: las palabras no se las lleva el viento. Pueden circular de un espacio cultural a otro, pero no pueden perder su significado porque corren el riesgo de causar grandes desgracias. Si perdiéramos el sentido y el valor de la misma  volveríamos a la barbarie. Matarla o desvalorizarla es asesinar al hombre y su pensamiento, como acallarla o desvirtuarla es acabar con una de las esencias de la libertad humana.

Chef las 24 horas

Chef las 24 horas

  No solo los poetas tienen el don de la inspiración, esa puede llegarnos de cualquier parte, ante un acto hermoso y noble de la vida; el amor, como lenguaje universal; la justicia al alcance de los ojos; el recuerdo hurgado allá en las honduras del pecho. Quizás no todos tengamos la gracia de desdoblarla en versos cincelados desde el alma o explayarla con entregues de artista, en cualesquiera que sean los medios expresivos con los cuales la Madre Natura nos singulariza y hace únicos e irrepetibles.
  El protagonista de hoy lleva su musa en el corazón y las manos, porque no concibe la vida sin ese espacio para él ganado desde hace ya 27 años: la cocina. Eduardo Chinea Díaz confiesa cómo le resulta imposible vivir sin gorro, pañoleta, delantal y felipina, los atributos propios del chef.
  Díaz, quien se desempeña como presidente de la Asociación Culinaria de Cienfuegos, posee una larga trayectoria entre calderos, cucharones, espumaderas, salsas criollas o catalanas... “La alegría de nuestro pueblo puede apreciarse como un reflejo fiel de su cocina, eso es un ingrediente de amor, energía aportada, de ahí el éxito irrepetible”, dice
  Cuando en 1979 fuera desmovilizado del Servicio Militar, mi interlocutor tenía decidido estudiar para cocinero y así lo hizo, hasta transitar por las distintas categorías, que le llevaron a ocupar los cargos de sub chef y finalmente chef.   Como antecedente familiar había un tío. Ingresa en la Escuela de Hotelería y Turismo y enrumba sus pasos, al graduarse, hacia distintos hoteles de la provincia, como el Jagua, Rancho Luna y Pasacaballos; y la red extrahotelera de la Cadena Islazul, hasta su elección como presidente de la Asociación Culinaria en 1996.
  "Conocer cómo es una cocina por dentro y el sacrifico y abnegación que ello acarrea, ha sido el mayor premio, pues desde afuera se aprecia muy bonito, pero constituye una gran responsabilidad, porque elaboramos alimentos para satisfacer el paladar de otros, y ello resulta una de las tareas más complejas, como diversos los gustos.
  "Lo más emocionante para un cocinero o chef es recibir la gratitud del cliente. Cuando nos llaman a la mesa y nos felicitan, ésa constituye la mayor recompensa”.
  Este recio hombre de amplia sonrisa, voz fuerte y segura, afirma categórico que hasta ahora nadie ha rechazado los platos elaborados por él, y no es por falta de modestia, no por gusto ostenta distintas condecoraciones capaces de avalarlo, tales como las medallas Máster Chef, de Brasil; la Mesa de los Chef y la Placa al Mérito Culinario, ambos de Ecuador; miembro de la Academia Culinaria Francesa, e integrante de honor de la Universidad Carlos Soto (Venezuela), entre otros.
   "Tengo el convencimiento de que cuando uno va a hacer algo debe concebirlo bien, y poner en ello grandes dosis de amor y precisión. He tenido el privilegio de cocinarle al Comandante en Jefe, a quien le ofrecí el cóctel de langostinos, incorporado al libro de recetas típicas locales; también de participar en importantes eventos internacionales y nacionales, así como visitar varios países: Ecuador, Sudáfrica, Brasil, Guatemala, México, Canadá...".
  Sin dudas, azuzado por la celebración en Santiago de Cuba del Primer Festival Culinario Internacional del Caribe, evento al cual asistieron importantes figuras, entre ellas Gissur Gudmundss, presidente de la Asociación Mundial de Chef (WACS), y Gerard Dupont, máximo representante de la asociación francesa, Chinea pudo medir la calidad de la cocina cubana.
  “Nuestra comida es una de las más condimentadas; no posee mucho exceso en cuanto a los picantes y salsas, pero es indiscutible que goza de cualidades muy específicas; eso sí, debemos trabajar en la estilización de los platos típicos, eso nos está faltando. Competimos en el mundo con nuestras sazones y somos reconocidos, a pesar de ser una isla pequeña. ¿Y la cienfueguera? ¡Entre las mejores de Cuba!".
  Al comentar acerca del trabajo de la Asociación, fundada el 26 de enero de 1996, Chinea advierte sobre la necesidad de identificar un restaurante donde oferten los platos distintivos del territorio. Especificó que el potencial culinario de Cienfuegos es de 5 mil 627, de ellos, el 70 por ciento asociado. “En la provincia existen once miembros federativos (condecoración recibida en reconocimiento a los años de experiencia y profesionalidad) y 22 chef, ubicados en hoteles y restaurantes.
  "Contamos con programas de capacitación, tanto teóricos como prácticos, con el fin de recalificarlos. También celebramos dos plenos provinciales al año y encuentros regionales con la participación de colegas de Villa Clara, Sancti Spíritus, Camagüey y Ciego de Ávila".
  Inmersa en una amplia remodelación, la Casa del Chef, antes restaurante 1819, será una de las más hermosas del país, al disponer de nuevas áreas, dulcería, carnicería, lunch y cocina central.
  Con el sano consejo de la eterna inconformidad, el llamado a la creación, dinamismo y responsabilidad constante para evitar la rutina, Eduardo Chinea Díaz, un chef las 24 horas del día, parte raudo a dar un nuevo consejo, pues la salsa no está bien, o faltó éste o anaquel detalle, todo con el interés de hacer más agradable el paladar del cienfueguero.

De loco como Dalí

De loco como Dalí

  Contemplamos el desfile de los sin rostro y sus imprecisos rasgos. Resulta más que eso: la cotidianidad convertida en arte con las manos.
  Una humanidad doliente y afiebrada hecha de realidad, la cual no deja de luchar para que florezcan sus mejores ramajes, sin máscaras ni dobleces, y donde los colores y las sombras son la expresión de sus sentimientos, no un disfraz de la hipocresía.
  Cada obra suya penetra en la sensibilidad del espectador, atónito, inseguro, no sabe qué ve, pero lo siente. Entonces, Eduardo Puebla Peñate, artista cienfueguero de la plástica, descifra el mensaje, y es como si la luz penetrara suave en medio de las formas.Suele levantarse el cinturón con los antebrazos, tres, seis, diez veces en un instante. Con pasos cortos y apurados anda siempre el creador, inquieto, ansioso... De profesor de Historia, Ciencias Sociales y Derecho, pasó a metodólogo de Artes Plásticas; o no, la pintura vino primero, “desde niño llevaba muy dentro esta afición, enriquecida por Hilda Echemendía Martínez y Mateo Torriente.
  Un día decidió dejar de lado las caricaturas y pinturas para dedicarse por entero a la tridimensionalidad. “El modelaje, la talla en madera, la escultura, me cautivaron, pero finalmente tomé partido por el papel, pues funciona como medio de expresión artística con extraordinaria flexibilidad a los cambios surgidos en el proceso de creación, permite mucha libertad y manipulación, además de ser más económico. Son inagotables las posibilidades brindadas, constituye un material muy humilde, tan humilde como las personas a quien va destinado el producto artístico”, acota.
  Tiene mucho de Quijote el pequeño caballero, lo desgarbado y la triste figura. “Me ha marcado el personaje, porque soy un poco como él, tal vez por mi niñez, muy dura y solitaria, al quedar huérfano y pasar mucho tiempo en internados”. En 1963 resultó ganador de un premio en la modalidad de dibujo, convocado por la India, y nueve años después, en 1972, obtuvo uno nacional en la feria de arte popular; sucediéronse otros reconocimientos importantes.
  Su madera de pedagogo la manifestó en los talleres impartidos a adultos, en el municipio de Abreus, donde comenzó como metodólogo de Artes Plásticas en 1990, para cinco años más tarde, llegar a la capital provincial con una expresión artística más depurada, y en la que encontró asidero en los niños. De esos pupilos surge la joven figura que le acompaña en las últimas composiciones: Gustavo Mena, discípulo talentoso, graduado de la manifestación y profesor de ésta en Trinidad, primero, y hoy en la Escuela de Instructores de Arte.
  “Amo el arte comprometido, polémico. Reconozco que soy incomprendido, quizá por aquello de ir a la raíz de las cosas, y por lo escabroso de los argumentos. No quiero hacer una obra bonita, sino profunda. Mis creaciones van a la indagación del hombre y sus necesidades más pedestres. No están destinadas a una élite; me interesa más saber el sentir de la gente humilde. Son de y para el pueblo; por eso se identifican con ellas y la sienten como propias. Los temas surgen en las bodegas, placitas, en las esquinas, en los sitos donde se reúnen las personas comunes”, expone Puebla, quien es miembro de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA).
  La primera de sus obras enmarcadas en el conceptualismo fue Contraviento (1995), nominada entre las diez finalistas al Premio de la UNESCO. Luego llegaron otras erótico-sexuales: Adán y Eva, Un turista en baja, Golosinas (considerada como un hito y merecedora de una mención en el Salón 5 de Septiembre), y A pesar de... (1999), galardonada con el primer premio en el Salón Hecho a Mano.
  Tiene mucho de Quijote el pequeño caballero, lo desgarbado y la triste figura. “Me ha marcado el personaje, porque soy un poco como él, tal vez por mi niñez, muy dura y solitaria, al quedar huérfano y pasar mucho tiempo en internados”. En 1963 resultó ganador de un premio en la modalidad de dibujo, convocado por la India, y nueve años después, en 1972, obtuvo uno nacional en la feria de arte popular; sucediéronse otros reconocimientos importantes.
  Su madera de pedagogo la manifestó en los talleres impartidos a adultos, en el municipio de Abreus, donde comenzó como metodólogo de Artes Plásticas en 1990, para cinco años más tarde, llegar a la capital provincial con una expresión artística más depurada, y en la que encontró asidero en los niños. De esos pupilos surge la joven figura que le acompaña en las últimas composiciones: Gustavo Mena, discípulo talentoso, graduado de la manifestación y profesor de ésta en Trinidad, primero, y hoy en la Escuela de Instructores de Arte.
  “Amo el arte comprometido, polémico. Reconozco que soy incomprendido, quizá por aquello de ir a la raíz de las cosas, y por lo escabroso de los argumentos. No quiero hacer una obra bonita, sino profunda. Mis creaciones van a la indagación del hombre y sus necesidades más pedestres. No están destinadas a una élite; me interesa más saber el sentir de la gente humilde. Son de y para el pueblo; por eso se identifican con ellas y la sienten como propias. Los temas surgen en las bodegas, placitas, en las esquinas, en los sitos donde se reúnen las personas comunes”, expone Puebla, quien es miembro de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA).
  La primera de sus obras enmarcadas en el conceptualismo fue Contraviento (1995), nominada entre las diez finalistas al Premio de la UNESCO. Luego llegaron otras erótico-sexuales: Adán y Eva, Un turista en baja, Golosinas (considerada como un hito y merecedora de una mención en el Salón 5 de Septiembre), y A pesar de... (1999), galardonada con el primer premio en el Salón Hecho a Mano.
  Puebla no se siente artista. “Uno continúa siendo un aficionado, por eso me considero un aprendiz. Charles Chaplin lo decía. La vida no da para más. El creador siempre está inconforme, busca una y otra vez para volver a quedar insatisfecho. Ese proceso interno no lo puede explicar el artista. El acto creativo constituye un proceso de sufrimiento, tal como expusiera Dostoievski.
  “Participo en los salones, pero no son mi prioridad, no los concibo como un espacio para medir fuerzas, cual circo de gladiadores, sino como un terreno para expresar el talento artístico con decoro, sea cual fuere la técnica empleada. Lo que sí me interesa es sumar personas interesadas en lo que hago. No trabajo para un premio. Si viene, estimula, reconforta. Quizá el no llegar te hace grande”, comenta Puebla.
  Eso sí, prefiere socializar en una relación obra-público, más que saborearla íntimamente, por eso se le ve siempre en los alrededores de la Galería cuando las tiene expuestas. “Escucho lo que dicen, cómo se sienten, mirarles a la cara y apreciar la incertidumbre, el asombro, tratando de adivinar el mensaje, verlos reír, aplaudir o simplemente irse con una mueca entre los labios”.
  Ya nada puede detenerlo. Sus reflexiones como artista llevan el aderezo del lector voraz, cargado de una gran sapiencia personal, a la hora de ejercer el pensamiento con hondura y recrearlo con sus manos. De ahí el triunfo merecido.

Modas de ¿HOY?

Modas de ¿HOY?

El ser humano desde la época primitiva y por su condición física se vio obligado a recurrir al uso de algún tipo de atuendo para protegerse del medio ambiente o los climas extremos, pues desde la aparición del Homo Sapiens, carecía de pelo y al contrario de los animales también, su piel siempre fue más delgada y vulnerable, entonces sus primeras prendas de vestir surgieron más bien de una necesidad. Para fabricarlas lo más simple era aprovechar la piel de los animales que cazaba para comer, pero en aquellos lugares geográficos donde dichos animales eran demasiado pequeños, el ser humano utilizaba hojas y ramas de plantas, y ahí es donde los atuendos empezaron a evolucionar, pues se requería entrelazar esas fibras para lograr obtener el tamaño y al forma que se necesitaba para cubrir el cuerpo, en ese momento comenzó la era del tejido.

 Con el pasar del tiempo y en la medida que el hombre se hacía más inteligente, algunos científicos actualmente afirman que empezaron a fabricar accesorios decorativos que no tenían ningún uso práctico, dichos artículos eran generalmente colgantes tallados para adornarse, algo que demostraba una clara inquietud hacia el arte y la creatividad.   Los primeros vestigios de diseño se pueden observar en el maquillaje prehistórico y que muchas culturas étnicas aun conservan, donde se puede ver intrincados dibujos hechos sobre la piel cuya función principal es de tipo simbólica, algo que muestra aun mayor evolución con respecto de el uso de atuendos para cubrir el cuerpo.   Primero fue una necesidad básica, luego surgió el sentido estético y finalmente el significado simbólico. En la actualidad podemos ver fusionados todos estos aspectos en una prenda de vestir, pues nos cubrimos para protegernos del clima, pero nos fijamos que ese atuendo sea bonito y muchas veces cultivamos un estilo que nos representa, es decir tenemos algo simbólico que comunicar a través de nuestra ropa. LA MINI FALDA Hoy es muy común ver a las jóvenes vestir con una pequeñísima prenda como falda. estas suelen ser de varias texturas, colores y diseños. Pero..., es nueva la minifalda.  En el año 1965, una mujer inglesa inventó la mini falda, ella es Mary Quant. Una genial idea en una época en que toda la juventud se revolucionaba y se revelaba contra un sistema dirigido por adultos.   En las islas británicas se marcó todo un estilo con esas mínimas faldas que a penas cubrían el trasero, de forma evasé y llevadas con medias de colores, o calcetas largas tipo colegiala o botas ajustadas de tacón, una moda muy sicodélica que aun hoy día sigue vigente, claro que con algunos toques del siglo XXI.   Esta moda como pocas, podía ser llevada hasta por la mujer más humilde, pues con un pequeño retazo de tela de 40 cm, ya tenían su falda, un detalle que ayudó a su masificación, aun a pesar de lo trasgresora que para muchos podía resultar.   Uno de los íconos de la moda de la década de los años 60 fue la famosa modelo Twiggy, quien debido a su extrema delgadez, lució con gran éxito la novedosa mini falda. Todas querían ser Twiggy y por ende todas querían usar mini falda.   La mini se extendió fuera de Europa y el estilo también fue exitoso en Estados Unidos y Latinoamérica.     Mary Quant creó una prenda económica, femenina, juvenil y práctica que jamás pasará de moda, eso ya se ve, tiene más de 40 años y aun todas tenemos alguna en nuestro closet.