Blogia
Evas al Sur: blog de la mujer cienfueguera

De todo como en Botica

Aniversario de bodas

Aniversario de bodas

  Cada año, el aniversario de boda es un momento para recordar entre los contrayentes, siendo tradicional la entrega de un regalo o la realización de una actividad conmemorativa (como una cena fuera del hogar). Es habitual que todos los aniversarios se celebren en privado, excepto en los aniversarios n.º 25 y 50, en que se realiza una fiesta con invitados.

 También es tradicional que los contrayentes reciban un regalo conmemorativo por parte de sus familiares y amigos. Para aquellos que profesan alguna religión, es costumbre que se celebre algún tipo de celebración según sus creencias.

Los nombres de los aniversarios

   Desde la Edad Media se instauró la tradición de entregar a los esposos un regalo en cada uno de sus aniversarios de boda. Cada año, los obsequios estaban confeccionados con diferentes materiales progresando de los más frágiles a los más sólidos conforme iban pasando los años. De esta manera, se simbolizaba la mayor fortaleza de la relación.  Las materias con que se hacían los regalos dieron nombre a los diferentes aniversarios tal y como todavía los conocemos hoy en día: plata, oro, diamantes, platino, etc. La lista completa es la siguiente:

 

1 año: Bodas de Papel

2 años: Bodas de Algodón

3 años: Bodas de Cuero                               

5 años: Bodas de Madera                                 

7 años: Bodas de Lana                                 

10 años: Bodas de Lata

11 años: Bodas de Acero                                

12 años: Bodas de Seda                                 

13 años: Bodas de Encaje                                 

14 años: Bodas de Marfil                                 

15 años: Bodas de Cristal                                 

20 años: Bodas de Porcelana                                 

25 años: Bodas de Plata                                 

30 años: Bodas de Perla                                

35 años: Bodas de Coral                                 

40 años: Bodas de Rubí                                

45 años: Bodas de Zafiro                                 

50 años: Bodas de Oro                                 

55 años: Bodas de Esmeralda                               

60 años: Bodas de Diamante                                

75 años: Bodas de Platino  

 

 Estaba prohibido regalar perlas a una novia, ya que representaban llanto en el matrimonio. Y exhibir perlas el día de la boda era señal de mala suerte, ya que las perlas se parecían a las lágrimas, por lo que la gente creía que la novia lloraría durante todo su matrimonio.  En cambio regalar diamantes, por su pureza y dureza, daba buena suerte. 

 

El lenguaje del abanico

Totalmente perdido en la época actual, como medio de comunicación o de flirteo, el rico lenguaje del abanico, jugó un importante papel en la relaciones humanas y más concretamente en el flirteo entre las mujeres y los hombres, donde éstas expresaban sus deseos, por medio de este precioso complemento. Vamos a recordar alguna de sus más curiosas "posturas" y su significado.

 Historia del abanico 

La historia del abanico no es tan remota como se podría pensar en un principio. Algo tan simple como abanicarse con los más diversos materiales (plumas, hojas ...) no dió lugar al abanico hasta una relativa reciente creación. Aunque existían elementos para "airearse" el abanico de cierre y varillas se remonta apenas a 5 siglos atrás. Existían elementos simples, como el conocido paipai de una sola hoja rígida con un mango o empuñadura, y de gran variedad en formas y tamaños.

Se cree que por el siglo XV entre los años 1.400 a 1.425 los abanicos llegaron a China desde Corea. Los grandes "viajeros" los trajeron a Portugal, España e Italia (cuna de los mayores descubridores del planeta). Aunque según recientes estudios se cree que los primeros abanicos plegables fueron introducidos en Europa por los Jesuítas. Catalina de Médicis los introdujo en Francia. En la corte de Enrique III, tomando como ejemplo el Rey que los utilizaba se hicieron muy populares.

Pero la época de máximo esplendor fué durante los reinados de Luis XIV y Luis XV, en donde eran complemento indispensable en el vestuario de una gran señora. Se utilizaban materiales de auténtico lujo, como piedras preciosas, tafetán de Florencia (las telas italianas eran consideradas las más lujosas del mundo), oro y metales preciosos, etc. En el siglo XVII hacen su aparición en Inglaterra, pero el varillaje estaba sujeto a un mango rígido. Eran de gran tamaño, y adornados con motivos diversos, pintados por artistas de renombre.

En la actualidad, el abanico ha pasado a ser un mero complemento, muy poco utilizado. Aunque podemos relatar cientos de casos en la historia en las que aparece el abanico, este tuvo su gran época de esplendor como vehículo de un lenguaje invisible y cifrado con el que se podían expresar sentimientos e incluso se podían pasar contraseñas con la más variada finalidad. Aunque existe una compleja terminología, conocida como campiología para estudiar el lenguaje del abanico en función de la orientación del abanico y la forma de sujetarlo, nosotros vamos a dar las posiciones que eran más conocidas, sin adentrarnos en complejos estudios sobre el tema.

 

1. Abanicarse rápidamente. Te amo con intensidad.

2. Abanicarse lentamente. Abanicarse de forma pausada, significa soy una señora casada y me eres indiferente. También si se abre y cierra muy despacio significa esto.

3. Cerrar despacio. Este cierre significa un "Sí". Si se abre y cierra rápidamente significa, "Cuidado, estoy comprometida".

4. Cerrar rápido. Cerrarlo de forma rápida y airada significa un "No".

5. Caer el abanico. Dejar caer el abanico significa: te pertenezco.

6. Levantar los cabellos. Si levanta los cabellos o se mueve el flequillo con el abanico significa que piensa en ti, que no te olvida.

7. Contar varillas. Si cuenta las varillas del abanico o pasa los dedos por ellas quiere decir que quiere hablar con nosotros.

8. Cubrirse del sol. Significa que eres feo, que no la gustas.

9. Apoyarlo sobre la mejilla. Si es sobre la mejilla derecha significa "Si". Sobre la mejilla izquierda es "No".

10. Prestar el abanico. Si presta el abanico a su acompañante, malos presagios. Si se lo da a su madre, quiere decir "Te despido, se acabó".

11. Dar un golpe. Un golpe con el abanico sobre un objeto, significa impaciencia.

12. Sujetar con las dos manos. Si sujeta el abanico abierto con las dos manos, significa "es mejor que me olvides".

14. Cubrirse los ojos. Con el abanico abierto, significa "Te quiero". Si se cubre el rostro puede significar "Cuidado, nos vigilan.

15. Pasarlo por los ojos. Si se pasa el abanico por los ojos significa, Lo siento. Si cierra el abanico tocándose los ojos quiere decir, "Cuando te puedo ver".

16. Abrir el abanico y mostrarlo. Significa, "Puedes esperarme".

17. Cubrirse la cara. Cubrirse la cara con el abanico abierto, significa: Sígueme cuando me vaya.

18. A medio abrir. Apoyar el abanico a medio abrir sobre los labios quiere decir "Puede besarme".

19. Apoyar los labios. Si apoya los labios sobre el abanico o sus padrones, significa desconfianza, "No me fío".
>20. Pasarlo por la mejilla. Significa, "Soy casada".

21. Deslizarlo sobre los ojos. Significa: "Vete, por favor".

22. Mano izquierda. Llevarlo en la mano izquierda quiere decir: "Deseo conocerte". Moverlo con la mano izquierda significa: "Nos observan".

23. Mano derecha. Llevarlo o moverlo con la mano derecha, significa: "Amo a otro".

24. Pasarlo de una mano a otra. Significa, "Estás flirteando con otra" o "Eres un atrevido".

25. Girarlo con la mano derecha. Significa: "No me gustas".

26. Tocar la palma de la mano. Quiere decir: "Estoy pensando si te quiero".

27. Sobre el corazón. Apoyar el abanico abierto sobre el corazón o el pecho, quiere decir: "Te amo" o "Sufro por tu amor".

28. Darse en la mano izquierda. Darse un golpe con el abanico cerrado en la mano izquierda significa "Ámame".

29. Mirar dibujos. Mirar los dibujos del abanico, quiere decir: "Me gustas mucho".

30. Bajarlo a la altura del pecho. Significa: "Podemos ser amigos". También dejarlo colgado, quiere decir "Seremos amigos".

31. Cerrarlo sobre la mano izquierda. Quiere decir: "Me casaré contigo".

32. Saldré. Ponerse en el balcón con el abanico abierto o salir al balcón abanicándose. También entrar en el salón abanicándose.

33. No saldré. Dejarse el abanico cerrado en el balcón, salir al balcón con el abanico cerrado, o entrar en el salón con el abanico cerrado.

34. Arrojar el abanico. Quiere decir: "Te odio". o "Adiós, se acabó".

35. Presentarlo cerrado. Significa: "¿ Me quieres ?".

36. Sobre la oreja. La izquierda, "Déjame en paz no quiero saber nada de ti". La derecha, "No reveles nuestro secreto".

37. Contar o abrir cierto número de varillas. La hora para quedar en una cita, en función del número de varillas abiertas o "tocadas".

 

Otras versiones


Cuando las damas puertorriqueñas del siglo 19 y principios del siglo 20 iban a bailes eran acompañadas por su madre o por otra persona adulta, llamada "la chaperona", para velar su comportamiento. Las chaperonas eran muy celosas por lo que las jóvenes tuvieron que inventarse un medio para poder comunicarse con sus pretendientes sin ser vistas por éstas. Usaban su abanico en diferentes formas para trasmitir los mensajes que deseaban. A continuación, dos versiones de ese misterioso lenguaje:

Si la dama se abanica sobre el pecho lentamente, significa: "Soy soltera, no tengo novio"
Si mueve el abanico en movimientos cortos y rápidos sobre su pecho: "Estoy comprometida o tengo novio, sigue tu camino"
Si abre y cierra el abanico y lo pone en su mejilla, le indica al joven: "Me gustas"
Si coloca el abanico en su sien y mira hacia arriba: "Pienso en ti de noche y día"
Si sospecha que su amado le es infiel o lo ve hablando con otra joven, se toca la punta de la nariz con el abanico, indicándole: "Algo no me huele bien"
Si camina impaciente de lado a lado golpeando la palma de su mano con el abanico: "Ten cuidado, cariñito, por ahí viene la chaperona"
Si abre y cierra el abanico y señala hacia el jardín: "Esperame allí mi amor, pronto estaré junto a tí"
Finalmente, si mira al joven sugestivamente cubriéndose la boca con el abanico, significa que le está enviando un beso, y obviamente, el joven sabe que él es el escogido.


Esta es la versión ofrecida verbalmente por la cantante Migdalia Batiz al creador de estas páginas, cuya fuente original desconocemos. A continuación presentamos la versión presentada en el libro "Memorias del Casino de Mayagüez", tomada ésta a su vez de una reseña publicada en "La Revista Blanca" con el título "El Amor Expresado por medio del Abanico" :

Llevarlo cerrado y suspendido de la mano izquierda (significa): Deseo tener novio..
Llevarlo cerrado y suspendido de la mano derecha: Estoy comprometida. .
Abanicarse muy de prisa: Tengo dudas de ti. .
Cerrarlo rápidamente: Habla con mi papá. .
Apoyarlo cerrado en el corazón: Te amo con locura. .
Apoyarlo cerrado en la frente: Me eres indiferente. .
Guardar el abanico cerrado: No salgo hoy de paseo. .
Sacarlo del bolsillo: Saldré de casa. .
Apoyarlo abierto en los labios: No dudes de mí. .
Apoyarlo abierto sobre el corazón: Deseo casarme. .
Dar el abanico al novio: Mi corazón es sólo tuyo. .
Tomar el abanico del novio: No quiero más amores. .
Abierto tapándose parte del rostro: Todo ha concluído entre los dos. .
Dejar caer el abanico: Sufro, pero te amo. .
Darse golpecitos en la mano izquierda: Me eres simpático. .
Mirando con atención el paisaje: Pienso si me conviene. .
Darse golpecitos en la mano derecha: Te aborrezco. .
Darse golpecitos en el vestido: Tengo celos de ti. .
Apoyarlo cerrado en la mejilla izquierda: Soy toda tuya. .
Apoyarlo cerrado en la mejilla derecha: Repara, mi familia vigila. .
Hacer como que cuenta las varillas: Deseo hablar contigo. .
Jugar con el abanico: Estoy impaciente. .
 

Abierto, tenerlo suspendido al revés: Sin tu amor, prefiero morir. .

 Partes del abanico. Su estructura

El abanico tiene una estructura muy sencilla; las partes de las que se compone son:

1. Las varillas. Son las tiras rectangulares de material diverso (caña, bambú, plástico ...) todas iguales entre sí (de ancho y de largo), y perforadas por igual en uno de sus extremos.

2. El clavillo. Es el clavo o elemento que une las varillas (engarzándolas por su extremo perforado) de un extremo a otro con una cabeza por un lado y que se remacha por el extremo de salida para evitar que se salgan las varillas. Esto permite el giro de las varillas sobre este eje.

3. País. El país o paisaje es la tela (papel o cualquier otro material) que hace de membrana de unión de las varillas entre sí. Se le hacen el doble de pliegues menos uno que el número de varillas tenga el abanico, haciendo dobleces alternativamente entrantes y salientes para que el abanico pueda plegarse y estirarse perfectamente. El espacio de "membrana" entre dos dobleces debe ser impar (es decir el doble de varillas menos uno). El motivo de este "país" o membrana es de lo más diverso, pudiendo ser hasta un bordado de telas y encajes.

Padrones. Los padrones, podemos decir que son el escudo que protege al abanico y sus varillas del desgaste y los golpes cuando el abanico está cerrado. Estos padrones suelen ser más gruesos que las varillas y de un material más resistente como el marfil, carey, nácar, etc. El clavillo ya no se remacha sobre las varillas sino sobre estos nuevos soportes o "protectores": los padrones.

  

Tipos de abanico.

Hay que indicar que existen abanicos, fabricados solamente con varillas, sin el país o paisaje. Suelen estar hechos de marfil, nacar, carey, madera ... o cualquier otro material, con varillas de pala ancha, y por lo general, con calados. Estas varillas suelen ser unidas con un pequeño tope, e incluso pueden estar unidas por una pequeña cinta. Estos abanicos se conocen como de baraja o reversibles, por que abren tanto hacia la derecha como hacia la izquierda.

Los abanicos de violín son abanicos, generalmente ribeteados con plumas o lentejuelas y que cerrados nos recuerdan a este instrumento musical. En las plazas de toros podemos ver los abanicos de vara y media de alto, entre la gente de los tendidos de sol. Son abanicos grandes, que les sirven para guardarse del sol, mientras empieza la corrida. También contamos con los abanicos de olor, inventados por la casa Kimmel de Londres, cuyo varillaje está hecho de maderas olorosas o perfumadas.

Un abanico a destacar es el abanico mágico, cuya novedad más grande consiste en que es reversible y puede presentar en su país (o paisaje) dos motivos diferentes, uno por cada cara. El truco está en que este abanico solo tiene un sector de papel en vez de dos como los tradicionales. Otra de las características de este abanico es que presenta varillas dobles en los trapecios múltiplos de 4, de ahí su reversibilidad pudiendo presentar una escena por un lado y otra diferente por el otro.

Aunque existen gran variedad de abanicos, y esto no es un tratado sobre el, podemos hacer referencia a los abanicos indios muy elegantes, hechos generalmente de marfil o maderas de gran calidad tallados, con arte y esmero propios de grandes artistas. Cada varilla puede presentar una labor diferente, siendo verdaderas obras de arte. Los chinos también cuentan con una reputada fama en la fabricación de abanicos de gran calidad. Son más propensos a utilizar papeles de arroz y de adornarlos con profusos motivos de las más diversas índoles.

Actualmente. En la actualidad, la fabricación de abanicos ha quedado reducida a unos pocos fabricantes, amenazados por la competencia exterior. Los precios son muy variables en función de la talla y calado de las varillas, del material utilizado, del tipo de país (o paisaje) utilizado (tela, papel ...), del tamaño del abanico, etc. El gran centro de producción de abanicos, en la actualidad, es China. Se pueden encontrar verdaderas creaciones artísticas tanto originales, como verdaderas obras maestras con pinturas y diseños clásicos.

EL LENGUAJE DE LAS FLORES

    Todas las flores cuentan con un lenguaje propio,y con cada una de ellas podemos transmitir un mensaje diferente. Desde la antigüedad, las flores han sido una noble vía para dar a conocer y transmitir sentimientos. El lenguaje de las flores tiene sus orígenes en Oriente y se ha transmitido de generación en generación y de cultura en cultura, pasando por el Antiguo Egipto, la Edad Media, el Renacimiento, hasta llegar al Romanticismo, época ésta en que tuvo su máximo apogeo.

  En el Romanticismo, este recurso de “hacer hablar a las flores” era un secreto que las madres legaban a sus hijas, para, a través de él, comunicar numerosos sentimientos: vida, belleza, desánimo, muerte, soledad... pero sobre todo amor.

  Teniendo en consideración estas raíces históricas, existe un lenguaje popular asociado a las flores y una alternativa para cada ocasión. La rosa roja es sinónimo de amor, la amarilla de amistad, la blanca de miedo, la rosada de indecisión; la camelia blanca de amistad incambiable. Otros ejemplos: la margarita blanca simboliza inocencia y pureza, por lo que está relacionada con la niñez; la gardenia significa alegría; la flor de azahar, castidad; el tulipán, amor desesperado si es de color amarillo y una sutil declaración de amor si es rojo; el clavel significa distinción y nobleza, y el lirio, inocencia, pureza y alegría.

  Pero no sólo es importante la flor en sí, sino que, también debemos tener en cuenta el cómo se presenta ese obsequio. Así, si regalamos un ramo de flores en el que el lazo que une a las flores va a la izquierda significa que los sentimientos expresados se refieren al remitente, mientras que si va a la derecha, hacen referencia al destinatario.

  Además, el mensaje cambia en función de si la flor está abierta o en botón y la posición en que se ofrece. De esta manera, una flor, que por regla general, expresa todo el amor de una persona hacia otra, si se entrega con el tallo hacia arriba significa puñalada trapera.

  Por todo ello, las flores no se pueden regalar a la ligera, ya que hay que considerar tres aspectos: lo que representa cada una, qué es lo que queremos comunicar y cuál es la flor preferida de la persona a la que se la vamos a regalar. Asimismo, a la hora de comprar flores, debemos tener muy en cuenta el color de las mismas, ya que los colores provocan ciertas actitudes y emociones que afectan a lo más profundo de la psique humana.

  De esta forma, el color rojo es símbolo de atención, levanta el ánimo y por lo mismo se considera un color apasionado. Por lo que, si buscamos estos efectos, debemos comprar rosas, geranios, bromelias o poinsettias, cuyo color rojo la hace imprescindible en Navidad.

  El amarillo, por su parte, es un color brillante, alegre y que estimula la memoria. Es el color evocador del verano y del sol, con lo cual, cuando se está triste o se añora el verano, la presencia del narciso, de la begonia, del hibisco o de la orquídea de oncidium pueden ayudar a levantar el ánimo.

  El azul es un color fresco, relajante. Es el color del cielo y el mar pero también del lirio del Nilo o la campanula.

  El rosa, color femenino por excelencia, calma los nervios, por lo que, el clavel de la fragancia, el lirio o la azalea resultan regalos muy adecuados para personas nerviosas.

  El púrpura es dramático, ostentoso e inusual. Es el color más usado entre los abogados, los clérigos y los psiquiatras; con lo que, no sería mal regalo para éstos, la liantris, orquídeas del phalaenopsis o la violeta africana.

  El blanco, símbolo de la pureza. Este color se asocia con la limpieza y también con tiempos futuros. Para simbolizar estos valores, nada mejor que decantarnos por el lirio oriental, el lirio del valle, el lirio de la paz o la gardenia.

  Y por último, está el verde, el color de la naturaleza y símbolo de la ecología. Es idóneo para mitigar tensiones y relajarse. Éste es el color de las hiedras, las palmas, la dracaena y todo tipo de follajes.

  Asimismo, regalar flores es una excelente manera de expresar lo que hay en nuestro interior, sin perder los detalles y en lo cual no se tiene que gastar mucho dinero, y aunque su duración no es permanente, la intención, la dedicación y el cuidado al seleccionarlas se quedan para siempre.

Los hijos de la Caridad del Cobre


  La tormenta dificultaba el trayecto de los Tres Juanes en la búsqueda de una salida por la bahía de Nipe.
  Los jóvenes, dos de ellos aborígenes y uno esclavo, divisaron una tabla flotando en las aguas tempestuosas del mar embravecido que se infiltraba tierra adentro.
  La figura de una mujer se dejó ver entre las inclemencias del mal tiempo… Daba inicio así a la leyenda de la Virgen de La Caridad del Cobre, patrona de Cuba.
  La devoción por la virgen, aparecida milagrosamente entre las aguas, se generalizó con rapidez por toda la Isla en tiempos donde las comunicaciones eran apenas posible. Desde entonces varios fueron los sitios donde descansó, hasta llegar al Templo Parroquial del Cobre, en Santiago de Cuba, para ser recibida con un gran campaneo en el altar mayor, a lo que se debe gran parte de su nombre.
  Luego de la guerra de la independencia fue declarada patrona de Cuba, a petición de los veteranos. El 10 de mayo de 1916 su Santidad Benedicto XV accedió al pedido, nombrando a la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona Principal de la República de Cuba, acordando su celebración el ocho de septiembre.
 En 1998, durante la visita del papa Juan Pablo II a la Isla, fue coronada como Reina de Cuba en la misa que celebrara en Santiago, el sábado 24 de enero de ese año.


Virgen de la Caridad del CobreEl Santuario del Cobre

  El oriente cubano es conocido por sus amplias tradiciones de lucha, territorio de importantes sitios históricos y de las primeras villas fundadas en el país, siempre figuró como uno de los más importantes en el ámbito económico
  La esclavitud preponderante en los tiempos coloniales propició el rápido arraigamiento de la Virgen de la Caridad, apellidada del Cobre, por el lugar de su enclave. La virgen representa en el culto sincrético afrocubano a Ochún, símbolo de feminidad, de alegría y de las aguas dulces, a lo que se debe gran parte de la devoción de los habitantes de la Isla.
  Distante de la capital santiaguera se encuentra el poblado del Cobre, donde descansa la virgen. La vida de la comarca se limita al estrecho culto de la patrona con un ambiente exclusivo de una zona destinada al peregrinaje de sus fieles.
  La iglesia se alza majestuosa varios kilómetros antes de llegar al pueblo. Como un templo estampado en las faldas de la montaña exhibe su arquitectura sobria, matizada con una gran escalinata. El centro de la iglesia engalanado por preciosos vitrales alegóricos recuerda al visitante que está en la casa de La Caridad del Cobre.
  El altar, trabajado en plata maciza, exhibe valiosos objetos ornamentales y una virgen imponente ante los ojos de cualquier mortal.
En la Capilla de los Milagros se observan disímiles ofrendas en honor a la Santa. Juguetes, joyas, fotos, cartas, pinturas, premios, medallas, todo figura en el sitio que parece no dar abasto para tantos devotos que vienen con su ofrecimiento. La misma imagen de la Virgen descansa rodeada de flores amarillas en su predominio, con el niño Jesús en el brazo izquierdo y una cruz en el derecho.
El pueblo es apenas una justificación para el visitante que viene a la morada de la Virgen. Pequeñas estatuillas, piedras, estampas, las manos tratan de no irse vacías en símbolo de buen augurio.
  Los hijos de la Caridad del Cobre acuden al lejano lugar para ver a su patrona, y ella, en espera paciente, los aguarda para que acudan a rendirle tributo o en cumplimiento de sus promesas, un acto religioso que conmueve hasta al más descreído.
 

Secretos de las flores: simbiosis de perfección y expresividad


  Famosas por sus poderes para acercar amores y revelar los más disímiles sentimientos, las flores nos sorprenden aún con curiosos significados que oscilan entre la pasión y el odio, la afinidad y el desprecio.
  Vida, belleza, desánimo, muerte, soledad, pero sobre todo amor, puede expresarse mediante delicados pétalos, cuyo lenguaje es conocido desde la antigüedad.
  Este secreto, contado de madres a hijas, tuvo su esplendor en el romanticismo y en la actualidad da vida a una suerte de sabiduría popular asociada al enigma de las plantas y a los poderes de sus fragancias, colores y combinaciones.
  Según esos códigos, la rosa roja es sinónimo de ternura, la amarilla de amistad, la blanca de miedo, la rosada de indecisión, mientras la margarita simboliza inocencia y pureza; la gardenia, alegría; y el clavel, distinción.
  Los arreglos se emplean también como eficaz recurso expresivo al mezclar distintas variedades, colores, y accesorios.
  En algunos países la unión de rosas en miniatura con margaritas significa que "sus cualidades sobrepasan sus encantos”, mientras la mezcla de rosas amarillas con hiedra expresa la ruptura de una amistad.
  Paralelamente al conocimiento transmitido por “herencia”, surgen numerosas teorías que intentan relacionar estados de ánimo y sentimientos con la tonalidad y características de cada especie florecida.
  Entre los estudiosos de ese fascinante universo, destaca el Doctor Pedro Jesús López Trabanco, investigador del Orquideario de Soroa (ubicado en este extremo del país) quien se dedica a explorar los supuestos mensajes de las plantas cubanas.
  El experto describió el significado de más de un centenar de variedades oriundas de La Isla y otras exóticas, hasta llegar a un total de 500, análisis que enriquece las hipótesis sobre este enigmático juego de perfección y expresividad.
  La investigación hace énfasis en los ejemplares que habitan en esta provincia cubana, conocida como el jardín de Cuba por la exhuberancia de su flora.
  Sobresale en su pesquisa la orquídea negra (nativa), que representa el luto pues sus flores son de color pardo intenso, casi rozando el negro, así como la orquídea sin hojas (deudrophylla lindenni) asociada a la excentricidad por la ausencia total de ese complemento verde.
  Otra de las curiosidades estudiadas es la cuaresma (endémica) de pétalos muy elegantes pero extremadamente pequeños por lo que se relaciona con el detalle.
  La mariposa (flor nacional) aparece también en la investigación del estudioso como símbolo de libertad.
  López Trabanco comenta que la exquisita fragancia y belleza de sus flores blancas llamaron la atención de los botánicos desde épocas remotas, pues su nombre en griego –hedychium coronarium- significa fragante y nieve.
  Así desde la antigüedad, los humanos identifican sus emociones y deseos con una de las más acabadas creaciones de la naturaleza en una simbiosis casi poética de inspiración y fantasía para lograr el milagro de “hacer hablar a las flores”.