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Evas al Sur: blog de la mujer cienfueguera

Mujer y Cultura

Mujeres de Cienfuegos exponen su talento creador

Mujeres de Cienfuegos exponen su talento creador

  Muestras de la profusa inventiva femenina quedó expuesta durante el Evento de Mujeres Creadoras desarrollado en Cienfuegos en saludo al XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC). La cita reunió a un número considerable de trabajadoras y jubiladas de los diferentes sindicatos de la provincia.
  De acuerdo con Alexis Delgado Esmoris, presidente de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR) en la Perla del Sur, el jurado del certamen analizó más de 50 trabajos en las comisiones de Artesanía, Culinaria, Científica y Literatura, esta última añadida en dicha oportunidad por el amplio quehacer de las cienfuegueras en ese ámbito.
  Las afiliadas al sector de la Salud destacaron por su amplia participación, sobre todo por las investigaciones encaminadas a mejorar la calidad de vida de la población.
Impactó por la creatividad, las confecciones de collares con hilos especiales de la ingeniera Liliana Gómez Marcaida, perteneciente a la Refinería de Petróleo Camilo Cienfuegos, quien obtuvo el premio Relevante.
  También sobresalió entre las presentaciones, la de la ingeniera Frida García Bermúdez, especialista de Calidad en la Empresa Termoeléctrica Cienfuegos, debido a su aporte al control digitalizado de los documentos y procedimientos necesarios para la gestión de la calidad en el centro.
  En la opinión de Delgado Esmoris, tales eventos se perfeccionan cada año al sumar una cifra mayor de participantes y ampliar el panorama de las exposiciones. (Por Yudith Madrazo Sosa)

Ni invisibles ni olvidadas

Ni invisibles ni olvidadas

Por Mercedes CARO NODARSE

  “Yo toqué fondo (…)”, comenta Isabel. Tiene la voz entrecortada y en sus ojos afloran las lágrimas. “En 2003 sufrí un trauma psicológico -explica. Fue cuando mi hija salió del país y yo, después de largas décadas de labor, me jubilé…; resultó tal cual lo imaginé y sentí cómo la casa se me venía encima; entonces perdí por completo el sentido de la existencia, (…) busqué la ayuda de una especialista.
  “Por aquellos días mi otra hija, médica, me dijo: ‘mami, tu vida necesita dar un giro, ¡tienes que ponerte a hacer algo!’”. Así lo hizo Isabel González López, residente en Cienfuegos, quien narra el acontecer de sus primeros tiempos de jubilación y de ausencias, sobre todo de las personas queridas.
  Con frecuencia, cuando se alcanza la edad de retiro laboral, afloran dos sentimientos en la mente: por un lado, representa la convicción de la vejez; y por otro, la noción de que se ha dejado para siempre la vida útil o productiva.
  Una buena parte de ellos asume esta etapa como la oportunidad de reencontrarse, emprender tareas para las cuales antes no tuvieron tiempo, o servir a la sociedad desde otras formas de participación. Sin embargo, no pocos sienten el suelo hundirse bajo sus pies cuando les llega ese momento, visto como un período proclive al estrés, el aislamiento o el ocio.
  ¿Qué hacer ante tales circunstancias? ¿Dejarse vencer por el desánimo? Lo mejor resulta encontrar alternativas con las cuales explotar las capacidades físicas y mentales. A la sazón, aparecen -y no como arte de magia- proyectos comunitarios capaces de fortalecer las estructuras y el poder local, a partir de la estimulación de una participación ciudadana y del logro de acciones integradas a nivel de procesos de producción y reproducción de la vida cotidiana en la dimensión local.
  Encaminarse por esta vereda fue la decisión de varias jubiladas residentes en la zona de Pastorita, en la Perla del Sur, quienes en 2003 dieron forma al Proyecto Esperanza de la Comunidad, auspiciado por la Asociación Cubana de Artesanos Artistas(ACAA), al cual Isabel llegó un día para quedarse.
  “Una noche observé en la televisión un documental donde confeccionaban muñecos. Al amanecer ya era otra persona. Había decidido dedicarme a hacer muñecas negras (…) y se las mostré a Sara Triana, quien ya agrupaba a las integrantes del Proyecto”, rememora la protagonista de esta historia.
  “La nueva actividad me infundió aliento, descubrí dentro de mí el gusto por hacerlas, aunque mis manos eran torpes. Siempre agradeceré el apoyo de   Sara, quien me instaba a seguir. Poco a poco fui mejorando mis producciones, hasta que en un evento de Mujer Creadora, realizado en mi antiguo centro de trabajo, obtuve el primer premio. Formar parte de este grupo me devolvió el sentido de la vida, he aprendido que los reveses han de aceptarse tanto como las victorias. Uno debe poner de su parte y continuar adelante”, acota Isabel.

“PASTORITA” TIENE SU GUARAREY…

  La comunidad resulta esa congregación organizada de personas las cuales se perciben como una unidad social y cuyos miembros participan de algún rasgo, interés, objetivo, función u otro elemento común -de ahí el término-, con conciencia de pertenencia o no, situadas en una determinada área geográfica (urbana o rural) donde interaccionan.
  En esa búsqueda de acciones comunes andaba Sara Triana Triana, cuyo nombre va ligado al de la agrupación de Pastorita. No recuerda quiénes o cuándo la nombraron su “responsable”, pero un detalle es cierto: si hoy existe se debe a la iniciativa suya y de otras que la acompañaron en el empeño, como Libia López, una mujer dada a la actividad constante y al quehacer artesanal, con esa motivación que la incita a movilizar el imaginario y crear desde la propia espiritualidad, como una manera de elevar la calidad de vida.
  Sara se encarga en lo fundamental de coordinar las actividades, exposiciones y talleres. “Comenzamos siete en la casa de Alicia, y hoy ya sumamos 35. Aquí se aprende de corte y costura, tejido, bordado, muñequería y parchwork (trabajo de costura realizado con telas de distintos colores, combinadas, para conformar diferentes figuras); (…) las clases tienen la intención de preservar y socializar el ejercicio artesanal, heredado de la tradición francesa y española, y son impartidas por cada una de nosotras, quienes transmitimos ese caudal de conocimientos acerca de las manualidades -adquiridos a través de los años-, por ello nos hemos convertido en las ‘maestras’ de muchas otras mujeres”, explica.
  “Diseñamos, incluso, temáticas para niñas y niños. Algunas compañeras han dado clases a las pequeñas de la comunidad, hubo grupos de hasta 24. Lo que sí nos falta es la incorporación del sexo masculino, y no porque renunciemos a su presencia, nos gustaría su incorporación, pues de alguna manera ampliaríamos los objetivos de esta ‘empresa’”, argumenta.
  Juana Bárbara Suárez Francia era integrante del Proyecto aun antes de retirarse. De pequeña confeccionaba muñecas de trapo de manera empírica, pero al conocer de los talleres auspiciados por la agrupación resolvió un buen día asistir, con vistas a añadir conocimientos técnicos a lo que antes hacía por intuición.
  “También concurrí a diferentes cursos ofrecidos por la ACAA hasta crear mi propio estilo. Hago de todo, pero mi fuerte son los muñecos de soga”, argumenta. En su opinión, la existencia del “Esperanza” marca una diferencia en la comunidad, pues quienes se agrupan en él son personas muy unidas entre sí. Somos un solo equipo, nos ayudamos mutuamente. Me siento muy bien y agradezco mucho pertenecer al grupo -asegura Juana. Esta es mi válvula de escape, cuando me pongo a trabajar en la muñequería hasta me olvido de mis problemas”.
  La cultura, como proceso inherente a la dinámica de los grupos, tiene una base histórica, una gestión y evolución propia, la cual se manifiesta a través de múltiples expresiones y en diversos ámbitos de la vida social. Cada comunidad es creadora de una identidad, generada en un proceso espontáneo como respuesta, no necesariamente consciente, a la solución de las necesidades de desarrollo, planteadas por una población determinada.
  “Se torna imprescindible defender los valores, las especificidades y tipicidades territoriales y sociales, lo auténtico y común de los grupos humanos y comunidades, las tradiciones, modos de vida y rasgos autóctonos; en esa batalla tiene un lugar especial la gestión sociocultural realizada en las localidades”, opina María Antonia Cardoso Sarduy, profesora jubilada de Educación, a la cual le dedicó más de 40 años impartiendo Historia. Con la Universalización decidió incorporarse y dar sus aportes en la “Carlos Rafael Rodríguez”.
  “Mira… abandonar esa vorágine y encontrarme dentro de la casa me hizo sentir sola (…) Sara me llamó y comentó cómo Libia quería hacer un proyecto con jubiladas. Fue la manera de sustituir ese hábito de la enseñanza constante y la preservación de aquello a lo cual le dediqué mi vida: esos valores de la historia y la cultura que no debemos olvidar.
  “Somos mayores de 60 años, jubiladas, con intereses específicos, sobre todo de sentirnos útiles, de sacar de muy dentro esa ‘artista o artesana’ y mostrar nuestras capacidades creadoras -acota la ‘profe’. He participado en varios encuentros de mujeres creadoras, convocados por la FMC y la ACAA y realizado muchísimas exposiciones. La primera de ellas fue, precisamente, en la Universidad y resultó muy placentera. Con la incorporación a esta experiencia nos hemos llenado de vida otra vez”.
  Dinorah Peña Suárez, maestra y directora por largo tiempo en la Educación de Adultos, dice haber perdido la cuenta de cuando se jubiló, y con sus ya 85 años se dedica al tejido, lo mismo a crochet, con dos agujas (…), aunque reconoce su gusto por el bordado a mano. Marta Serra, experta en la artesanía de tapices con la técnica de parchwork (parche) le dijo adiós a su profesión como química de la Empresa de Fertilizantes desde hace una década: “realmente la jubilación se nos hace difícil, para eso hay que estar preparado, (…) te embargan temores, porque a partir de entonces no serás útil a los demás; infieres la considerable baja de la ‘economía doméstica’, es como si te apartaras de todo para enclaustrarte dentro de la casa, realizar las tareas asignadas durante años, esos roles con los cuales fuimos encasilladas a través de los siglos, dado en lo fundamental por esa cultura patriarcal de más de 500 años”.
  María Herrera Pires, dicho así no nos resulta conocida, sin embargo cuando aflora el “Mari Piri”, enseguida la relacionas con sus muñecas bailarinas. Esta médica especialista en I Grado de Anestesiología, Rehabilitación y Clínica del Dolor y con una subespecialidad en Pediatría reconoce que “la jubilación se convierte en un trauma -hay descritos varios de ellos en la bibliografía médica.   Cuando las personas van a enfrentarla las embargan muchos miedos, abandonan una vida socialmente provechosa y útil. De ahí la necesidad de estar preparados para cuando llegado este momento, lo aprecien como una nueva etapa en la vida en la cual realizarán cosas que un día aplazaron por esos mismos compromisos laborales”, acota.
  Por ello el Proyecto Esperanza de la Comunidad resulta alternativa viable para hacer de las mujeres jubiladas personas más útiles e imprescindibles, soñadoras, creadoras, preservadoras de identidades y de sagrados valores. (Coautoría Yudith MADRAZO SOSA)

"Imagino un mundo futuro mucho mejor que el presente"

"Imagino un mundo futuro mucho mejor que el presente"

Por Ramón Barreras Ferrán

  Entrevistar a Isabel Allende era un viejo anhelo periodístico, desde que leí La Casa de los Espíritus (1982) y De amor y de sombra (1984). Sus obras encantan por el  lirismo (y realismo) mágico que las envuelve. Se leen con pasión en América, y con el mismo interés en Alemania, China, Japón… Pero, ¿cómo llegar a ella?
  En 1973, debido al golpe de Estado en su país, el que acabó con la vida de su tío, el doctor Salvador Allende, se exilió en Venezuela. Retornó a Chile en 1988. En la actualidad, vive en California, Estados Unidos.
  Es la escritora en lengua española más leída de todos los tiempos. “Cada novela tiene su propio estilo, no me gusta repetir fórmulas”, ha dicho. Se han vendido millones de copias de sus libros, traducidos a muchos idiomas.
  Decidí hace poco explorar en Internet y tratar de encontrar alguna vía para enviarle un mensaje con la petición de que respondiera algunas preguntas. Encontré una. Escribí.   Pasados los días, la persona respondió que me ayudaría. Cuando le cursé el cuestionario, respondió entonces no poder hacerlo llegar a Isabel como había prometido, sin más explicación. Pero me dio una luz: la dirección electrónica de su asistente personal: Juliette Ambatzidis.
  Sin mucha esperanza, lo confieso, le envié un mensaje. Sabía por materiales periodísticos y televisivos que Isabel redacta entre diez o doce horas diarias en su escritorio, y no permite que la molesten, no atiende el teléfono…
  ¡Sorpresa! A los dos días Juliette respondió. Aseguraba, muy amablemente por cierto, que me ayudaría en el empeño. Tras algunas comunicaciones en inglés (al parecer ella domina mejor ese idioma), sugirió le enviara el cuestionario. Así lo hice. Pasaron varios días. Y una tarde llegó a mi buzón el correo tan esperado, con una breve nota: “Dear Ramón: Here are the answers, in the attachment. Sincerely, Juliette Ambatzidis. Assistant to Isabel Allende”. (Estimado Ramón: Aquí están las respuestas, en el documento adjunto. Atentamente, Juliette Ambatzidis. Asistente de Isabel Allende).
  Poco después, en otro mensaje, me facilitó el ID y la contraseña para entrar al álbum de fotos familiares que está en Internet y poder escoger, al mayor tamaño posible, la imagen que necesitara para acompañar el texto.
  Pongo entonces, a consideración de los lectores las preguntas y respuestas. Pienso que, quizás, haya valido la pena el empeño.
  - El escritor cubano Alejo Carpentier dijo que el “Periodismo es literatura hecha de prisa”. ¿Cuánto le ha servido el periodismo en su quehacer literario?
  “Lo que aprendí como periodista en mi juventud me ha servido mucho en la literatura: atrapar la atención del lector desde las primeras líneas, investigar un tema, procurar cierta objetivad (que jamás consigo), uso eficiente del lenguaje, conducir una entrevista, escribir apurada y sin ninguna comodidad, tener en mente al lector”.
  - A la luz del tiempo, ¿cómo recuerda La Casa de los Espíritus?
  “No he vuelto a leer ese libro, ni ningún otro que he escrito, pero lo recuerdo con mucho afecto.  Escribí mi primera novela con inocencia, frescura y sin miedo, porque no tenía esperanza de que fuese publicada. La escritura fue una catarsis, un intento de recuperar el mundo que perdí con el golpe militar de Chile en 1973.  El éxito que tuvo la novela me dio una voz, determinó mi destino y abrió el camino para los libros que he escrito después.   ¿Cómo no estar agradecida a esos espíritus?”.
  - En una entrevista publicada hace algún tiempo, usted afirmó ser “la mujer madura que tiene la misión de cuidar a los jóvenes y facilitarles las cosas, para que no tropiecen tanto como he tropezado yo en el viaje de mi vida”. ¿Qué les sugiere a ellos?  
  “Que vivan con alegría y confianza. La verdad es que uno controla muy poco, la vida se encarga de llevarnos en una y otra dirección. Hay que soltarse, entregarse y perder el miedo.  A las mujeres les diría que tengan amigas, que vivan conectadas a sus madres, hermanas e hijas. La solidaridad femenina nos hace fuertes y nos da libertad”.
  - ¿Cuánto hay de magia en el realismo de sus obras?
  “Consideramos ‘mágico’ aquello que no podemos explicar o controlar. De acuerdo a esa definición, hay magia por todas partes, tanto en la vida como en la literatura. En mis libros hay emociones, intuición, sueños, premoniciones, fenómenos de la naturaleza y de la psiquis humana, etc.  No hay fantasía, pero hay misterio”.
  - Si tuviera que seleccionar uno solo de sus libros, ¿cuál escogería y por qué?
  “La Casa de los Espíritus, porque me hizo escritora y me ganó lectores y editores en todo el mundo.  Después de ese libro nunca he tenido necesidad de rogar a un editor para que me publique”.
 - Algunos estudiosos de su literatura afirman que usted tiene influencia de los clásicos, como Neruda, García Márquez… ¿Cuánto de cierto hay en ello?
  - “Creo que todos tenemos influencias. Yo soy una persona abierta y permeable, casi todo me afecta y muchas cosas me dejan una huella imborrable. Por supuesto, existen escritores fundamentales en mi formación, desde los novelistas rusos clásicos hasta García Márquez, pero también me han influido el cine, los viajes, las experiencias acumuladas”.
  - ¿A qué atribuye la notable aceptación que tienen sus libros no sólo en América, sino también en Europa y Asia?
  “No hay explicación, porque no hay una fórmula; mis libros son todos diferentes. Esta pregunta me la han hecho a menudo y no sé contestarla. Se me ocurre que mis historias y personajes son más o menos universales, escribo sobre relaciones y emociones humanas y ésas son similares en todas partes”.  
  - “Sueño con seguir escribiendo, seguir enamorada y seguir cerca de mi familia hasta el fin de mis días”, aseguró. ¿Son esos sus únicos sueños?
  “En lo personal, eso sigue siendo cierto, pero también tengo sueños más elevados: imagino un mundo futuro mucho mejor que el presente, con paz, igualdad, respeto entre las personas y por la naturaleza, tiempo libre para todos, belleza”.

Libros de Isabel Allende


La Casa de los Espíritus/1982
La Gorda de Porcelana/1984
De amor y de sombra/1984
Eva Luna/1987
El plan infinito/1991
Cuentos de Eva Luna/1992
Paula/1994
Afrodita/1997
Hija de la fortuna/1999
Retrato en sepia/2000
La Ciudad de las Bestias/2002
Mi país inventado/2003
El Reino del Dragón de Oro/2003
El Bosque de los Pigmeos/2004
El Zorro/2005
Inés del alma mía/2006
La suma de los días/2007
La isla bajo el mar/2009

ZAIDA DEL RÍO: Autorretrato desde el Edén

ZAIDA DEL RÍO: Autorretrato desde el Edén

Antes, su acto de creación trascurría en el silencio de la noche; ahora, son cómplices todas las mañanas. Lienzo…óleo…acrílico… Toman posesión de la mirada los colores cálidos, puros, vivos. Tímidamente, los azules y violetas en aguada develan asimismo el placer del pincel al reiterar una figuración femenina reconocible por sus obsesiones líricas; mas a igual tiempo renovada, impredecible, intensa.
  En el paisaje campestre, con la dama y caballos fundidos en un solo cuerpo, piruetas de saltimbanquis, los signos del Zodíaco, la mujer-pájaro, el mestizaje de la religión o la bendición buda con sagradas plumas de pavo real, Zaida del Río traspone su “yo” interior. La autorepresentación en un cuadro u otro supone la inexistencia física de comienzo o fin. Pero un arte asociado a mundos irreales sí tuvo génesis, de academia, entre 1967 y 1971 precisamente en esta ciudad-mar.  
  De entonces a El jardín de la virgen, ¿quedarían deudas por saldar con los primeros maestros, con el público, consigo misma?
  “Siempre se cargan deudas espirituales: algún sentimiento o rostro de un amigo a quien quisieras retratar, amores perdidos; y la vida a veces no alcanza para tanto (…) Las tiene todo creador; deja atrás cosas que deseó haber hecho”.
  Y la libertad para ello la guarda en sus manos, artífices de una iconografía desafiante con fundamento en el quehacer de tantos años -“lo cual respalda cualquiera de mis locuras”, insiste la artista en cuyo haber consta el Premio de Pintura y Medalla de Oro en la Bienal del Cairo, Egipto, hacia 1993; además de unas treinta exposiciones personales en Cuba, México, España, Francia, Italia, Brasil, Martinica, Japón, Estados Unidos. Sin solemnidades, cerca de usted, la imagen autobiográfica que quizás ella titularía Mantra, exhibe hoy como ayer el gusto por lo volátil, místico, exótico, ritual:
  “Porque camino mucho por el malecón; hago ejercicios; me encanta ver el mar, sentir la sal del agua, andar descalza, observar el movimiento de los astros: amaneceres y atardeceres (…) Me inspira la naturaleza; no puedo dejar de exclamar: ¡Ahhhh!, tras ver una puesta de sol o la luna llena”.
Sin embargo, en cuanto carece de un carácter único e irrepetible también yacen luces y magia. ¿O acaso pierde la obra cierto valor espiritual una vez convertida en copias?
  “No. Yo, por ejemplo, experimento alegría con reproducciones de José María Madrid o Pablo Picasso en mi casa; me conformo -confiesa. Colgadas en una pared, te inspiran en momentos de tristeza o soledad y te hacen pensar: ese artista tiene cierta energía y yo la quiero”.
  Tanto así han de revelar sus fieles espectadores. Frente a una concepción pictórica donde resultan perceptibles experiencia, precisión y detalle desde las líneas, ¿habría elementos capaces de indefinir durante la relación autor-público?
  “Nadie pinta para uno en específico, aunque de éste parte el mayor sentido e interpretación. Naces con el don; sufres; trabajas; te desgarras y, al final, no es para ti. Mis cuadros tienen un fin: la sociedad. Si bien explican, yo lo hago también. Soy bastante comprendida y querida; lo percibo en todas las generaciones (…) La gente agradece mis piezas energéticas; le transmiten paz, belleza… mi personalidad”.
  Igual propósito procuran sus poemas intimistas en Altos de la Mina, investigaciones de Herencia clásica, proyectos de moda, joyería, orfebrería y una danza Terriblemente inocente. “En el arte puedo hacer lo que quiera: actuar, cantar, bailar… No obstante, soy pintora; le he dedicado mi vida y esfuerzos”.
  Entonces la obra plástica aún en el caballete refiere el significado de lo estético. La pensada combinación de tonos lleva a imaginar que se trata de alguien con “una buena encarnación”, a quien su amor propio le impediría dejarse caer. Podría, incluso, traslucir un aroma peculiar: “mezcla de jazmines, rosas, orquídeas, poco de almizcle…un perfume raro, dulce”.
  ¿Y habría algún pasaje sin contar sobre el lienzo?
  “No quedó nada escondido; mientras más tiempo pasa, más felicidad llega a mí”.
  La pintora, grabadora y dibujante nacida en Villa Clara, regresará a la Perla del Sur el venidero 10 de marzo. Dejará aquí su impronta en un mural colectivo
  El estilo personificador de Zaida del Río, Premio de Pintura en la Bienal Tenri, celebrada en Japón en 1997, tiene por trasfondo una profunda formación en la Escuela Nacional de Arte (ENA), el Instituto Superior de Arte (ISA) y en L’Ecole des Beaux Arts, de París, Francia

OLGA MARÍA COUTO ÁGUILA: Una muñeca en su palacio

OLGA MARÍA COUTO ÁGUILA: Una muñeca en su palacio

Como mariposita andaba esta muñeca, parándose de flor en flor, en busca de un lugar donde posarse. Más de 15 años de ir y venir constante por centros educacionales, aunque le gustan más los círculos infantiles, le valieron para que las puertas y ventanas de un vetusto palacio se abrieran para acogerla.
Y no podía ser mejor, pues el Palacio de Blanco es una de las más bellas residencias construidas fuera de la capital cubana, durante el siglo XIX, y cuya construcción data del año 1871.
Retasina es interpretada por la actriz Olga María Couto Águila, una joven graduada de la Escuela Nacional de Arte, en La Habana, en la especialidad de teatro, hace ya 23 años. Su labor profesional dejó huellas en la Isla de la Juventud, cuando recién titulada formó parte de la Brigada Raúl Gómez García.
"Nos había convocado el Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). Fuimos a brindar nuestro arte a los miles de jóvenes extranjeros que habitan las escuelas del municipio especial. Misión reconfortante, experiencia inolvidable; era un trabajo duro, intenso, agotador, pero lo hacíamos con inmenso amor. Muchos de aquellos alumnos eran huérfanos y nosotros les dimos un poco de alegría", cuenta Olguita.
"Recuerdo que fui delegada, entonces, al primer Consejo Nacional de la Asociación Hermanos Saíz, organización fundada en 1986, y que agrupa a jóvenes músicos, literatos, artistas de la plástica y escénicos, así como creadores del mundo audiovisual menores con resultados relevantes en su trabajo, y que promueve, dentro y fuera de Cuba, proyectos artísticos relacionados con el quehacer de sus miembros. Incluso, fui la presidenta de dicha asociación, durante los tres años que estuve de misión en la Isla".
¿Cómo nace Retasina?
"Este es uno de los proyectos más soñados y deseados. Allá por los años 90 -del siglo pasado-, pude hacerlo realidad. Me ha gustado siempre trabajar con los pequeños, quizá por ello, desde que regresé a Cienfuegos, hace ya 17 años, me incorporé al grupo de teatro para niños Cañabrava. Después nace Retasina, una inquieta muñeca a la que le gusta jugar, cantar y hacer juegos didácticos con los infantes para así divertirse y divertirme un poco.
"Vive en una ciudad imaginaria llamada Parlotea, donde los niños se entretienen mucho. Hasta los días de hoy Retasina ha sido para mí la muñeca preferida y en estos momentos le embarga la felicidad, pues ya encontró un hogar, un hermoso palacio como el de los cuentos de hadas y príncipes encantados enamorados de bellas princesitas.
"Convertido en la sede de la Asociación Cubana de Artesanos y Artistas (ACAA), en el Bulevar cienfueguero, recibió a la traviesa muñeca en su patio, para crear allí una peña que funciona el primer sábado de cada mes, la cual comparte con los niños y sus padres. Amor, felicidad, risas, canciones infantiles, juegos didácticos se combinan en perfecta armonía con las muestras artesanales, sobre todo las textiles, que visten los pequeños en los desfiles de modas que promocionamos.
"Pero aquí la muñeca ha encontrado a una mamá, una artesana llamada Lidia, que con sus diestras manos replica la imagen en retazos para conformar luego una Retasina de trapos, la cual lleva como trofeo el ganador del día, junto a otros obsequios aportados por los artistas.
"Recreamos en el colonial patio cuadrado, de gran riqueza constructiva, el gusto estético, los valores y el rescate de nuestra cultura tradicional, como parte de la identidad cubana.
"Tengo que agradecer mucho a la dirección de la ACAA, y a empresas como Gastronomía municipal, la del Libro y ARTex por todo lo que aportan para la peña. Con sus acciones me han honrado mucho a la vez que multiplican la presencia de niños, pues se encuentran con ofertas gastronómicas asequibles, ventas de libros y artículos, que en moneda nacional, vende ARTex.
"Retasina siempre termina muy emocionada, pues los niños quieren llevarse un beso de fresa o chocolate, generalmente ofrezco el de fresa, que es mi sabor preferido. Eso me hace muy feliz y realmente para mí ha sido el regalo más grande que he podido tener durante toda mi carrera artística, por el amor que recibo por parte del público, ya sean pequeños o adultos.
¿Por qué siempre trabajas para niños?
"Siento una fascinación por el trabajo con los niños. Creo que ellos merecen todo el apoyo y el amor de cada ser humano. En esas edades es donde se logran crear valores, fomentar identidades. Además, todos llevamos un niño dentro que espera poder salir y descubrir el mundo. Quizá, también, porque desde muy pequeña formé parte de agrupaciones infantiles y soñé con esto que hago. Haciendo una retrospectiva, puedo asegurarte que nunca he realizado trabajos para adultos. Experimento gran satisfacción en formar parte de ese pequeño mundo que alimentamos con fantasías y realidades, es más, cuando te paras frente a ellos sientes cómo el alma se enriquece, porque ¡quién duda que de ellos también se aprende!"
Olguita no es sólo la muñeca Retasina. ¿Qué otros personajes has representado a lo largo de tu vida artística?
"Es cierto. En la radio cienfueguera pude realizar dos personajes del programa infantil Amanecer feliz. Uno de ellos fue Comilla, aquel que decía: ’Buen día, bajitos, buen día para ti en tu amanecer feliz’, y hacía Socotrilla, la polilla que todo lo hablaba al revés. Estuve seis años en este programa que lo escribía Rosa Campos, la música también era de ella. Fue muy valiosa para mí esa labor.
"Dentro del grupo de teatro Cañabrava, dirigido por Enrique Poblet, a quien admiro y respeto como director y artista, además de poseer extraordinarias cualidades humanas, he trabajado en todas las obras. Puedo comentar que fui la madre de ’Los tres pichones’; una de las aldeanas de ’El secreto del rey’, una de las últimas puestas del grupo; uno de los flamencos de la obra ’Las medias de los flamencos’; uno de los ratones de ’Pájaro, murciélago y ratón’…, entre otros muchos".
Se va Retasina a su palacio; allí espera ansiosa la llegada de los niños para juntos compartir una mañana de alegría. Se va emocionada Olguita, la aldeana, la madre, el flamenco, el ratón…, vistiendo retazos y tiritas, diciendo hasta luego con una amplia sonrisa para regalar a los niños.

Diademas para flautistas

Diademas para flautistas

  Para quienes vivimos en Cienfuegos, ciudad con una identidad musical, conocer a la Orquesta de Flautas Diademas es una cita ineludible con la antiquísima música de cámara. De sus 16 instrumentos escapa el sonido de la juventud, la contemporaneidad y lo clásico.

  Herederas de una tradición artística de profunda raigambre, las muchachas de la agrupación insisten en preservar la cultura cienfueguera, de ahí que tengan entre su repertorio un popurrí dedicado al Benny. Aun cuando su modo de proyectarse es bien peculiar, recuerdan el virtuosismo con que el legendario Efraín Loyola, años atrás, encantaba a su público con el sólo hecho de intercambiar aire con su flauta.

  “Cuando llegué a la Escuela de Arte Benny Moré, de Cienfuegos, a realizar mi servicio social recién comenzaba la matricula de flauta y yo que soy preocupada por la música de cámara me di a la tarea de crear una agrupación donde estuvieran todas las alumnas juntas”, afirma Bronia Mejías Palo, directora de “Diademas”.

  “Así empezamos por un trío, después un cuarteto, hasta incorporar las 16 integrantes que conforman hoy el colectivo. Nos presentamos por primera vez, en un Festival de Cámara de Instrumentos de Viento, en La Habana. Y la orquesta causó mucha sensación, porque es atípica en el mundo entero, pues sólo se forma ocasionalmente y luego se desintegra. Aunque no desaparece del todo, capta nuevos miembros. Es muy difícil mantener tantas flautistas juntas”, asegura Bronia.

  “Hay que vivir para este instrumento, y se necesita aptitud. Además de algunas condiciones como poseer las extremidades largas, buen oído y los dedos de una talla apropiada para tocar la flauta; aunque vale de mucho el empeño que cada cuál le pone a la profesión. Cuando yo entré conocía el instrumento por referencia de otros alumnos. Después me propuse tocarlo. Tiene un sonido que es dulce, transparente, delicado. Junto a la orquesta aprendí a empastar y a trabajar en equipo”, sentencia la alumna Adriana Rodríguez Laos, quién desde edades tempranas es miembro del grupo.

  Las integrantes de “Diademas” además de convivir con las experiencias de la escuela, donde la mayoría de las alumnas están becadas, encuentran en esa experiencia un modo de crecer artísticamente. Al decir de algunas, la dedicación es un factor indispensable para lograr una buena sonoridad entre todas. Por eso, los ensayos continuos constituyen el proyecto diario de cada una de ellas.

 

TRÍADA DE OBSTÁCULOS

 

  Más allá de los empeños, el hecho de tener como sede a una provincia  motiva que en determinados momentos se vean privadas estas muchachas de participar en eventos o festivales de carácter nacional. “El fatalismo geográfico atenta contra cualquier movimiento artístico, a nosotras nos ha costado que alguien como José Luis Cortés diga en la televisión, y recientemente lo reafirmó al Diario Juventud Rebelde, que la Camerata Cortés es la primera de su tipo en el país. Cuando existen pruebas que indican y él mismo las conoce, que la Orquesta de Flautas Diademas de Cienfuegos surgió en el 2001, cinco años antes que la Cortés, comenta la directora.

  “Sobre el tema hemos conversado varias veces con el Instituto Nacional de la Música y las respuestas siempre giran en el orden de las disculpas. Hace años que dicha institución nos reconoció como profesionales, no obstante el apoyo es casi nulo. Es difícil hacer arte lejos de la capital.

  “Como ya te dije tocamos con flautas solamente, así que dependemos ciento por ciento de la calidad de ese instrumento. Las que tenemos para la orquesta son las mismas de la escuela, las cuales llevan más de 10 ó 20 años de explotación.  Imagínate el mal estado en que se encuentran. Lo mismo sucede con el transporte y otros insumos necesarios para tocar fuera de la ciudad”, asegura.

  Estas limitantes no sólo frenan el desarrollo artístico de una agrupación a todas luces bien diseñada y con experiencia, sino las aspiraciones de las alumnas que apuestan por mantener viva la música de cámara. Tanto las instancias de cultura, como el Instituto Nacional de la Música debieran proponerse un mayor apoyo a las orquestas que surgen fuera de la capital. Así el fatalismo geográfico no sería un agujero en la cultura cubana.

 

 UN FUTURO IRREVERSIBLE

 

  A pesar de las vicisitudes estas 16 flautistas conforman una familia que al decir de ellas ya tiene una historia“Espero mucho de la orquesta Diademas. Merece el reconocimiento de todos porque el trabajo con niños es difícil.  A nosotros nos  ha costado muchos esfuerzos continuar con la agrupación. Pero al final somos una familia y nada ocasional.  Cuando estamos en el escenario te das cuenta que la magia de la flauta no sólo llega a ti, sino que contagia a muchos más. Significa agradecimiento”, manifiesta Laura María Mardal Bermúdez, integrante de Diademas.

  Entre las presentaciones más recientes está la del Festival Concurso de Música de Cámara, que auspició el Conservatorio Amadeo Roldán. También han realizado presentaciones en diferentes instalaciones culturales de la provincia.

  “Cienfuegos tiene muchas aristas por explotar y está en pleno desarrollo. Nosotros mantendremos la orquesta, pero sin dudas las alumnas son las inspiradoras del proyecto. Ellas tienen muchas iniciativas y siempre traen alguna idea nueva. De ese entusiasmo por tocar, a veces para nosotras mismas, vive Diademas”, confiesa la directora de la orquesta.

 

 

 

 

 

 

Aún crecen las siemprevivas

Aún crecen las siemprevivas

Por Mercedes CARO NODARSE 

 

  Rita Suárez del Villar, activista insigne de la clandestinidad en las luchas independentistas del mambisado cubano, puede ser ahora mejor conocida por las nuevas generaciones, a quienes su presencia llegó quizás mediante una tarja encontrada por azar en su recorrido por alguna calle de la ciudad de Cienfuegos. 

  La figura de La Cubanita, como se le conocía en el clandestinaje, convertida en una historia de vida que, sin traicionar el acontecer histórico de la época, lleva el aderezo de las licencias literarias, llega en forma de biografía novelada, escrita a cuatro manos por Doris Era González y José Díaz Roque, dos acuciosos investigadores de la historia cienfueguera, los cuales "en un recorrido atípico y muy personal por la vida de Rita, nos devuelven una obra con elementos de novela intimista, de diario y testimonio".
  Aún crecen las siemprevivas, vida de Rita Suárez del Villar es el título del libro que recientemente presentó la Editorial Mecenas de la ciudad y que nos habla del rol desempeñado por esta mujer en su lucha contra el coloniaje español.
  Libretas de apuntes, documentos personales y un epístolario devenido hallazgo patrimonial y bibliográfico donde se enrolan importantes figuras de la historia cubana, como Máximo Gómez y Enrique Villuendas, son develados en el libro, como resultado de la pericia de sus autores.
  La idea surge a fines de la década de los 80, cuando los investigadores conocieron  de la existencia de documentos relacionados con la vida de la patriota cienfueguera, en poder de una sobrina.
  Una investigación que les llevó tres años de trabajo hizo posible el ordenamiento de una biografía mecanuscrita, acompañada de grandes índices bibliográficos, mucho más prolija que la publicada en la actual edición de Mecenas y que hoy es atesorada como fuente de consulta en la Sala de Fondos Raros y Valiosos de la Biblioteca Provincial Roberto García Valdés, de la ciudad de Cienfuegos.
  "Salvar la historia de Rita, una mujer consagrada a la Patria, al servicio a los demás, de una fragilidad física que contrastaba con su fortaleza de espíritu, fue un atractivo fuerte para escribir la obra, máxime si la considero una figura no suficientemente divulgada", confesó Díaz Roque, uno de sus autores.
  La orden nacional de Honor al Mérito Mariana Grajales por los servicios prestados a la Patria le fue concedida a Rita Suárez del Villar el 27 de junio de 1954 y aunque la figura de Fulgencio Batista intentó manipular su nombre para crear precedentes de integridad moral y patriótica en su gobierno, la figura de la ilustre cienfueguera brilló con la luz propia que la equipara a otra mujer de estirpe mambisa: Mariana Grajales.
  Es esta biografía novelada un acercamiento de las nuevas generaciones a la figura de Rita, y a los lugares desde donde La Cubanita selló una historia de compromiso con Cuba.
  Deviene también en una invitación al lector para conocer más de esa historia que nos singulariza, esclarecer la vida de esta proverbial cienfueguera y arrojar otros signos de luz sobre figuras asociadas a las gestas independentistas cubanas, como   Máximo Gómez, Enrique Villuendas y Loynaz del Castillo, este último, el padre de la renombrada escritora cubana Dulce María Loynaz.
  En los anaqueles de las librerías de la Perla del Sur espera un libro que devela a la hija de la ciudad de Cienfuegos, en cuya tumba gloriosa vaticinó el Generalísimo, amigo incondicional suyo, habría siempre una profusión de siemprevivas, colocadas allí por manos cariñosas.
 


Su destino, la poesía

Su destino, la poesía

Por Mercedes Caro Nodarse

   Este 6 de julio, una de las más sobresalientes poetisas de Hispanoamérica celebró su onomástico. Con 85 años, irradia vitalidad y sigue fiel a su elegido camino poético.
 Tal vez a Urbano Martínez Carmenate, autor del libro Biografía de Carilda Oliver: su destino, la poesía, le fue muy difícil encontrar el título. Cualquier frase quedaría pequeña para nominar la inmensa obra, de quien es el mejor ejemplo cubano de simbiosis entre recursos expresivos vanguardistas, del neorromanticismo y de la inspiración coloquial.
  Dos vocablos pudieran ser sinónimos de Carilda: poesía y cubanía. De las páginas de su biografía novelada, editada en 2002 por la editorial Letras Cubanas, emerge la figura singular que es esta mujer. Tildada de demasiado feminista, supo sortear en su juventud prejuicios de una sociedad en efervescencia política, luchas de clases, con las consecuentes rupturas de cánones pequeño-burgueses y luego, la instauración de cambios sociales, que como bien expresa Carmenate, "fueron dialécticos, no mágicos".
  La exuberancia vital de Carilda propende a múltiples análisis, pero la pasión y la lírica hacen que en su biografía, el autor apueste por el costado más poético de la historia.
  Envuelta en el fuego de la leyenda, Carilda se ha considerado "novia de la poesía" y ha vivido en el mundo de su mito. Como otras poetisas cubanas e hispanas, se adelanta a su época, vence prejuicios; unos le admiran su forma de vivir y decir versos, otros se asombran, para nadie pasa inadvertida.
  A los 24 años ganó un segundo premio continental de popularidad, el primer peldaño había sido para Gabriela Mistral. A lo largo de medio siglo ha recibido honores en su patria y en el mundo. En 1950 obtuvo tres lauros literarios: Primer Premio y Flor Natural en un certamen nacional por su Canto a la bandera, Premio Nacional de Poesía del Ministerio de Educación por su libro Al sur de mi garganta, y segunda mención de honor por el cuento Deida, en el Concurso Internacional de Cuentos Hernández Catá. Ganó, además, el Premio Nacional en el Certamen Hispanoamericano organizado por el Ateneo Americano de Washington, para conmemorar el tricentenario del nacimiento de Sor Juana Inés de la Cruz. El 12 de octubre de 2002, en su entrañable ciudad de Matanzas, recibió el galardón que lleva el nombre de José Vasconcelos. Fue Premio Nacional de Poesía y Premio Nacional de Literatura, en 1997.
  Aunque por más de cuatro décadas le robó dos años al almanaque para publicar a destiempo, el6 de julio, Carilda cumplió 85 años. Con la satisfacción de ser reclamada por el pueblo y admirada por colegas de todas las promociones, todavía puede decir: "…mirando para arriba el sol se me convierte, en una luz redonda y celestial que canta".
  Pese a los dardos en su memoria, Carilda Oliver Labra aún puede dejar como ella misma expresara "su palabra humilde entre tanta ofrenda luminosa".