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Evas al Sur: blog de la mujer cienfueguera

Tres en uno por de la vida

Tres en uno por de la vida

   ¡No, este trabajo no pretende hacer una disertación acerca de los equipos de música que realizan tres funciones! ¡Para nada! Acá hablaremos de una obra apreciada por muchos habitantes de las montañas del Escambray cienfueguero, la construcción de salas de televisión en intrincados rincones de la serranía, incluidos varios puntos de difícil acceso, las cuales son hoy instituciones para la salud al adaptadas con el objetivo de prestar servicios de rehabilitación a personas discapacitadas, mediante equipamiento y medios construidos en la propia provincia.
  De esta forma se dejan  atrás aquellos años en que los montañeses con necesidades de rehabilitación, tenían que caminar decenas de kilómetros para recibir este tipo de atención médica de la estructura de salud en Cuba. Ahora tienen al alcance de sus manos esta posibilidad, gracias al novedoso programa que muchos, en su lenguaje campesino, denominan el tres en uno.    
  El personal encargado de atender a los pacientes está capacitado a plenitud para brindar una atención de primer orden a partir de la introducción en ellas de los medios apropiados para el tratamiento de quienes han presentado molestias en brazos y piernas, la médula espinal, el cuello y en otras partes del cuerpo.

HISTORIAS PARA RECORDAR  
 
  Casi se vuelve infranqueable el camino hacia Hoyo de Padilla, tanto es así que para que un vehículo pueda cruzar por el sendero, el otro tiene que dar marcha atrás, pues los dos no caben por él. Allí, en su sala de televisión también se esparce salud.   
  Elsys Vasallo Rodríguez era una joven ama de casa de 29 años, que encontró una manera de transformar su vida con la puesta en marcha del área de rehabilitación en su comunidad. Cuando inician las labores de remodelación en la sala de TV con el fin de convertirla en un centro de salud, hablan con ella y le proponen que se prepare en un curso como técnica auxiliar. No vacila, y sin dejar a un lado las labores domésticas, comienza sus funciones en la sala. Entusiasmada por los frutos de su labor, decide estudiar la Licenciatura en Terapia Física en una de las universidades médicas de la provincia.   
  “He tenido que atender acá a pacientes aquejados de bursitis, sacrolumbalgia, cervicalgia, artrosis de rodilla y con enfermedades pulmonares obstructivas crónicas (EPOC), aunque también se presentan lesiones de menor importancia. Las técnicas a aplicar son variadas, por ejemplo, utilizo la termoterapia, masajes, quinesiología, entre otros”.  
  Cuenta Elsys que una de sus experiencias más valiosas fue con Severino Arzola Corrales, de 64 años, para quien la vida dio un vuelco de 360 grados, gracias a la rehabilitación dentro de la comunidad.   
  Severino padecía de una EPOC. Llevaba mucho tiempo que se fatigaba debido al asma, que derivó después en su enfermedad obstructiva, afecciones cardiacas y otras. “Oiga, de salir na’má que al patio ya estaba cansa’o, me faltaba el aire de caminar 100 metros, eso no era vida, compay”.  
  Llega entonces el programa, y comienza a recibir tratamiento de fisioterapia. “Arzola se recuperó rápido, dice la técnica, y hoy tengo que regañarlo porque de tan bien que se siente ha abandonado hasta el círculo de abuelos, anda detrás del ganado, las aves de corral y sembrando la tierra”.
  “Imagínese, seño, es que me siento como de 50 años, me han quita’o una pila de años de encima con eso de los ejercicios”, aduce con sonrisa pícara este abuelo que siente un placer inmenso por haberse insertado nuevamente a la vida útil.     
  Historias como ésta recorren el gran espacio de los campesinos cienfuegueros que habitan en el lomerío. Las experiencias que van y vienen, la lucha que crece en favor de la vida. De ahí que muchos en estos parajes no quieran dejar su habitad, ni siquiera cambiarla por una ciudad, porque como dijo Severino: “Casi to’ lo que hay en el llano, lo tengo aquí”.

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